Los incendios forestales continúan arrasando vastas áreas del oeste de Estados Unidos y Canadá, generando una crisis de calidad del aire que afecta a millones de personas. El llamado incendio Park en California, el más grande del año en el estado, ha consumido ya una superficie superior a la de Los Ángeles, cubriendo de humo y bruma gran parte del noroeste estadounidense y el oeste canadiense.
A pesar de las condiciones climáticas más favorables del domingo, que permitieron aumentar la contención al 12%, la amenaza persiste. El incendio Park evoca dolorosos recuerdos del devastador Camp Fire de 2018, que destruyó la cercana comunidad de Paradise.
Jeremy Pierce, alto mando del Departamento de Bomberos de California (CAL FIRE), ofreció un rayo de esperanza al informar que el frente sur del incendio, próximo a Paradise, mostraba signos positivos. Sin embargo, las llamas continúan avanzando hacia el oeste, cruzando barreras naturales y poniendo a prueba los esfuerzos de contención.
Aproximadamente 3.400 bomberos luchan incansablemente contra el fuego, apoyados por una flota aérea de helicópteros y aviones cisterna. Jay Tracy, portavoz del equipo de respuesta, destacó la magnitud sin precedentes del incendio: “Este fuego está sorprendiendo a muchos por su crecimiento explosivo. Es incomparable”.
En las zonas ya afectadas, el paisaje revela la devastación: vehículos y estructuras cubiertas de retardante rosa, y los restos carbonizados de hogares y pertenencias personales atestiguan la fuerza destructiva de las llamas.
Mientras tanto, las autoridades mantienen órdenes de evacuación en varias comunidades del condado de Butte, incluida Paradise, en un esfuerzo por prevenir pérdidas humanas ante la amenaza cambiante del incendio.