La tormenta tropical Francine, que golpeó Luisiana como huracán de categoría 2, continúa perdiendo fuerza mientras se desplaza hacia el norte. El Centro Nacional de Huracanes (CNH) prevé que se convierta en depresión tropical al adentrarse en Mississippi.
Francine dejó su huella en la costa del Golfo, provocando cortes de energía masivos y marejadas ciclónicas en comunidades costeras. La amenaza de inundaciones se extiende ahora hacia el interior, con Nueva Orleans y otras ciudades en alerta.
Los meteorólogos anticipan entre 10 y 15 centímetros de lluvia en Mississippi y estados vecinos. Las advertencias de inundaciones repentinas abarcan desde Jackson hasta Atlanta, pasando por Birmingham y Memphis.
El impacto inicial de Francine fue severo. Con vientos de 155 km/h, azotó la parroquia de Terrebonne, una región costera aún recuperándose de huracanes previos. Nueva Orleans enfrentó lluvias torrenciales, mientras que en Morgan City, el jefe de bomberos Alvin Cockerham describió la situación como “peor de lo esperado”.
Los cortes de energía afectan a más de 390,000 hogares en Luisiana y 46,000 en Mississippi. Residentes como Laura Leftwich, de Morgan City, reportan daños materiales y calles inundadas.
El gobernador Jeff Landry ha movilizado a la Guardia Nacional con recursos para asistencia y posibles operaciones de rescate. Aunque Francine se debilita, las autoridades mantienen la alerta por lluvias intensas y la posibilidad de tornados en la región.