Un fenómeno inusual está ocurriendo en la frontera entre México y Guatemala. Según informes recientes, cientos de ciudadanos mexicanos han cruzado hacia territorio guatemalteco en busca de protección, huyendo de la creciente violencia en sus comunidades de origen.
El presidente guatemalteco, Bernardo Arévalo, confirmó que su gobierno está trabajando en coordinación con autoridades locales para brindar asistencia a estas familias desplazadas. Se estima que alrededor de 580 personas, incluyendo hombres, mujeres, niños y ancianos, han llegado a los departamentos fronterizos de Huehuetenango y Cuilco.
Los testimonios recopilados por las autoridades guatemaltecas revelan una situación alarmante del lado mexicano de la frontera. Los refugiados relatan escasez de alimentos y enfrentamientos constantes entre grupos criminales como las principales razones de su éxodo.
Este desplazamiento se atribuye a la intensificación de la lucha territorial entre poderosos cárteles del narcotráfico, principalmente los de Sinaloa y Jalisco, que han extendido sus operaciones hasta el estado de Chiapas. Estos grupos disputan el control de rutas estratégicas para el tráfico de drogas, armas y personas.
La situación plantea un desafío humanitario y diplomático para ambos países, poniendo a prueba la capacidad de respuesta de las autoridades ante esta crisis emergente en la región fronteriza.
