Los productos enlatados como las sardinas, el atún, se han convertido en un recurso fácil para la alimentación, pero hay que tener en cuenta que el proceso enlatado y conservación puede variar las propiedades del contenido.
Esto se debe a que las latas están recubiertas con resinas de bisfenol A, que es una sustancia que sí se acumula en el cuerpo sus efectos son perjudiciales.
Según un estudio de la Universidad de Harvard, el uso de esta sustancia ha demostrado “que la exposición al químico disruptor endocrino BPA, utilizado en el revestimiento de latas metálicas de alimentos y bebidas, interfiere con el desarrollo reproductivo en animales y se ha relacionado con enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad en humanos”.
Sin embargo, en el portal de la Universidad de Harvard explica que “el salmón, el atún, las sardinas, el arenque ahumado y otros tipos de pescado enlatados están prácticamente a la par del pescado fresco”.
