El presidente de Argentina, Javier Milei, ha dado un paso decisivo para iniciar el proceso de privatización de Aerolíneas Argentinas, una de las empresas estatales más emblemáticas del país. La medida, que aún debe ser aprobada por el Congreso, se produce en medio de un tenso enfrentamiento con los sindicatos de pilotos y tripulantes de cabina.
El decreto, firmado por el mandatario y publicado en el Boletín Oficial, declara a la aerolínea como “sujeta a privatización”, argumentando que es insostenible para el país seguir cubriendo “el déficit de una compañía que opera de manera ineficiente”. Según Milei, esta decisión se alinea con las políticas de austeridad que su gobierno ha implementado en los últimos nueve meses para sanear las finanzas públicas.
“Es hora de que los argentinos dejen de pagar con sus impuestos el déficit de una empresa que no logra ser rentable”, afirmó Milei en un comunicado. La propuesta de privatización contempla la transferencia de Aerolíneas a manos privadas y, para su aprobación definitiva, requerirá la sanción de una ley en el Congreso, donde el gobierno no cuenta con mayoría y dependerá del apoyo de otras fuerzas políticas.
Un nuevo capítulo en la historia de Aerolíneas
Aerolíneas Argentinas ya había sido privatizada en 1989, pero tras una gestión cuestionada por capitales extranjeros, el Estado recuperó el control en 2008 bajo el mandato de Cristina Fernández de Kirchner. Desde entonces, según datos oficiales, el gobierno ha destinado más de 8.000 millones de dólares para sostener a la aerolínea, una cifra que el actual presidente considera “inaceptable”.
El decreto emitido por el gobierno también resalta que, pese a las dificultades económicas de la compañía, los trabajadores continúan recibiendo beneficios que empeoran la situación financiera. La tensión ha escalado en las últimas semanas con huelgas y asambleas sindicales que han paralizado la operación de la aerolínea, causando la cancelación de numerosos vuelos y pérdidas millonarias.
Disputa salarial en un contexto de alta inflación
El conflicto se ha agravado por las diferencias salariales entre el gobierno y los sindicatos. Mientras que los trabajadores exigen un aumento del 25% para compensar la pérdida de poder adquisitivo que, según ellos, ha sido del 75% debido a la inflación, el gobierno ha ofrecido un ajuste del 11%, argumentando que la situación económica del país no permite mayores incrementos.
La inflación en Argentina ha alcanzado cifras alarmantes, con un 94,8% acumulado en los primeros ocho meses del año y un aumento interanual del 236%. Ante esta situación, las protestas sindicales no han cesado, y el futuro de Aerolíneas Argentinas permanece incierto mientras se espera el debate en el Congreso.