Vaca Muerta, uno de los yacimientos de hidrocarburos no convencionales más relevantes de Argentina, atraviesa un momento clave marcado por la caída del precio internacional del petróleo. Esta baja, influenciada por tensiones comerciales globales, ha llevado a la provincia de Neuquén a adoptar una postura más cautelosa en la gestión de sus recursos.
Como principal motor de la producción de crudo y gas no convencional del país, Neuquén depende en gran parte de las regalías que provienen de la actividad petrolera. Sin embargo, la baja del Brent —que pasó de 70 a 64,32 dólares tras la imposición de nuevos aranceles por parte del gobierno de EE. UU.— ha impactado directamente estos ingresos provinciales.
En este contexto, el gobierno neuquino evalúa estrategias para ajustar su gasto público sin comprometer el desarrollo energético. La mirada está puesta en sostener las inversiones en un escenario donde cada dólar cuenta, mientras se aguardan señales más claras desde el gobierno nacional.
Por ahora, la administración de Javier Milei no se ha pronunciado sobre el efecto de esta baja en la industria energética, aunque el país enfrenta una necesidad urgente de aumentar sus exportaciones para reforzar las reservas internacionales.
En 2024, las exportaciones argentinas de energía y combustibles alcanzaron los 9.677 millones de dólares, lo que representa un incremento del 22,3 % respecto al año anterior. Estados Unidos sigue siendo uno de los principales destinos del petróleo argentino, lo que vuelve crucial la estabilidad de los precios para mantener la competitividad del sector.
Más allá del presente, la caída de precios podría comprometer varios planes de expansión en Vaca Muerta, incluyendo obras de infraestructura clave como oleoductos, gasoductos y plantas para exportación de gas natural licuado. Estas iniciativas, pensadas con precios más altos en mente, podrían quedar en suspenso si la tendencia a la baja continúa.
Aun así, desde YPF —la empresa líder en producción hidrocarburífera del país— se afirma que Vaca Muerta sigue siendo competitiva frente a otras cuencas como Permian (EE. UU.). No obstante, se reconoce que un entorno de precios bajos podría ralentizar nuevos desarrollos o dificultar el acceso a financiamiento internacional.
