La tormenta post-tropical Debby se alejó finalmente de Estados Unidos este sábado, tras una semana de caos meteorológico que dejó un saldo de al menos 9 fallecidos y cuantiosos daños materiales en varios estados de la costa este.
El fenómeno, que ingresó inicialmente a Florida como huracán, desencadenó una serie de tornados e inundaciones a su paso por la región. En su último día sobre suelo estadounidense, Debby descargó intensas lluvias sobre el centro-sur de Nueva York y el centro-norte de Pensilvania, obligando a realizar evacuaciones y rescates aéreos.
Algunas de las áreas más afectadas fueron las zonas rurales al sur de los lagos Finger en Nueva York. En el condado de Steuben, las autoridades ordenaron evacuaciones en varias localidades debido a la crecida de los arroyos y la intransitabilidad de las carreteras.
Testimonios de residentes ilustran la gravedad de la situación. En Woodhull, Stephanie Waters describió cómo los escombros arrastrados por la corriente chocaban contra un puente local. “Fue aterrador”, afirmó. Por su parte, el jefe de bomberos Timothy Martin informó que, si bien no hubo víctimas en el pueblo, “todos los negocios están dañados”.
En Canisteo, la granja lechera de Deb y Cliff Moss, con más de 50 años de historia, sufrió graves perjuicios. Ann Farkas, otra residente, comentó que era la primera vez que su casa se inundaba desde 1976.
Las autoridades estatales respondieron rápidamente a la emergencia. Tanto la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, como el gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, declararon el estado de emergencia en sus respectivas jurisdicciones.
A medida que Debby se desplaza hacia el noreste, adentrándose en Canadá, se espera una mejora gradual de las condiciones meteorológicas. Sin embargo, el proceso de recuperación y evaluación de daños apenas comienza para las comunidades afectadas.
