En un giro significativo de la política financiera, varios estados estadounidenses están tomando medidas para reducir o eliminar las inversiones de sus fondos de jubilación públicos en empresas chinas. Este movimiento refleja una creciente preocupación por la seguridad nacional y la competencia económica con China.
Missouri se ha convertido en uno de los pioneros en esta tendencia, con su tesorero estatal, Vivek Malek, liderando los esfuerzos para desinvertir en empresas chinas. Estados como Indiana y Florida han seguido pasos similares, mientras que otros como Arizona, Illinois y Oklahoma han considerado o propuesto legislación relacionada.
Según un análisis de Future Union, entre 2018 y 2022, las pensiones públicas y dotaciones universitarias de EE.UU. invirtieron aproximadamente 146 mil millones de dólares en China y Hong Kong. Andrew King, líder de Future Union, argumenta que estas inversiones compiten contra el propio ecosistema tecnológico e innovador de Estados Unidos.
Sin embargo, esta tendencia no está exenta de críticas. Algunos expertos en inversiones y economistas advierten que estas políticas de desinversión podrían afectar negativamente los rendimientos de las inversiones para los jubilados. La Asociación Nacional de Administradores de Jubilaciones Estatales se opone a las desinversiones ordenadas por los estados, sugiriendo que tales decisiones deberían provenir del gobierno federal y enfocarse en casos específicos basados en intereses humanitarios o de seguridad nacional.
Este debate sobre las inversiones se extiende también a otros ámbitos, como la propiedad china de tierras estadounidenses. Actualmente, dos docenas de estados han implementado leyes que restringen la propiedad extranjera de tierras agrícolas.
El tema subraya la compleja relación económica entre Estados Unidos y China, planteando interrogantes sobre cómo equilibrar los intereses financieros con las preocupaciones de seguridad nacional en un mundo cada vez más interconectado.
