Por: Juan Carlos Valderrama, escritor Invitado
El vicioso ataque al Capitolio el 6 de enero del 2021quedará grabado en los anales de los libros de historia como el ataque de terrorismo doméstico más nefasto en toda la vida Republicana del país. En ese día debió llevarse a cabo el conteo y recepción de votos del Colegio Electoral de cada Estado por miembros del Senado y Cámara de Representes. El tradicional conteo de votos que se lleva a cabo cada 04 años, en este caso haría la Certificar la victoria del candidato demócrata Joseph Robinette Biden Junior como Presidente.
Sucedió que aproximadamente las 12.00 de ese día, el presidente saliente Donald Trump, frente al monumento a Washington, se dirigió a sus fanáticos de diversos grupos radicales de extrema derecha a quienes había convocado y les había venido mintiendo de que hubo un supuesto masivo fraude electoral masivo y que le habían robado la elección, para que marchen al Capitolio a impedir la certificación del nuevo presidente.
Fue un día caótico, sombrío, violento, oscuro, de agresividad extrema; se asaltó a la cuna de la Democracia, y se violentó al imperio de la ley con la fuerza bruta y no con la fuerza de la razón; mancillando así la voluntad popular. Este acto salvaje e irracional no fue una protesta ya que la turba actúo de manera insurrecta, con acciones propias de un terrorismo doméstico.
Fueron 6 las vidas perdidas a causa de esta insurrección.
Según investigaciones, el ataque fue planificado con apoyo de Senadores Republicanos y con policías de extrema derecha quienes rechazaron la ayuda de la policía de Washington.
La CIA, El FBI y fuerzas antiterroristas brillaron por la ausencia, y si no hubiese sido por algunos valientes policías del capitolio, posiblemente, se hubiese tenido que lamentar la pérdida de vidas de legisladores.
¿Quién o quienes son los responsables? Se sabe quien alentó y promovió el pedido de marchar al Capitolio; hoy por las redes sociales están las fotos de los actores y ejecutores para su identificación facial y enjuiciamientos, mas de 120 participantes terroristas ya han sido arrestados y esperan recibir sus juicios.
Nadie esta por encima de la ley, Estados Unidos es un país grande por el imperio de la ley donde no reina una monarquía, las instituciones no tienen dueños, propietario ni amos.
Para que la nación empiece a sanar y a unirse, el presidente saliente debe aceptar su derrota y comunicar a sus 70 millones de seguidores que les mintió vilmente, porque al promover e incentivar el ataque terrorista y al no asistir al cambio de mando, no solo se convirtió en el único presidente en la historia como el único presidente que has sido enjuiciado 2 veces y que ha estado ausente a este importante evento, sino como un presidente antidemocrático y golpista que deja un amargo sabor y un legado nefasto y sombrío.