Por Rubén Darío Cevallos, editor de “Nuestra Comunidad”
El 3 de noviembre los estadounidenses acudieron a las urnas masivamente para elegir a su nuevo mandatario. Muchos ciudadanos ejercieron su voto por correo, otros asistieron a las urnas por adelantado. Como en la elección anterior fue notoria la presencia de los caucásicos blancos, bien vestidos y obesos, en su mayoría, que hicieron largas filas desde tempranas horas atendiendo las órdenes de sus pastores evangélicos para votar, sumisamente, por el candidato, Donald Trump. De igual manera fue contundente en las urnas, especialmente en Oklahoma, de personas blancas con tatuajes, obesas y con apariencia de tener limitada educación, tales como mecánicos, miembros de clubes de motociclistas y empleados comunes. Aunque no fueron una mayoría sí hubo algunos votantes de la raza negra y de hispanos que dieron su voto por el candidato racista y antiinmigrante. El panorama político parecía que iba a ser desfavorable al candidato Joe Biden ya que el mapa se pintaba de rojo en la mayoría de Estados votando a favor del candidato Trump, pero luego de que los votos se contaran y recontaron en Estados en disputa como Arizona, Alabama, Georgia, y Virginia finalmente, salió victorioso el candidato Demócrata. El Candidato Trump perdió la reelección con la misma cantidad de votos con la que ganó a la candidata Hilary Clinton en las elecciones anteriores. El pueblo estadounidense decidió poner fin a 4 años de insultos por parte del presidente, de demostraciones de racismo y división entre americanos; de abuso a inmigrantes, de separación de niños de sus padres para enjaularlos, de ver su economía destruirse y de ver a sus miembros de familia morir por millares.
La mayoría de los presidentes mundiales, a excepción de los inconscientes presidentes de Rusia Bladimir Putin y de México, el populista y dizque socialista, Manuel López Obrador, extendieron su reconocimiento y felicitaron al presidente Joe Biden.
Es frustrante que, a pesar de que los conteos finales han sido presentados y que los Estados que dieron la victoria al candidato Demócrata Biden por haber ganado la presidencia con el mayor número de electores y el mayor número de Votos Electorales, que el presidente Donald Trump, su vicepresidente Mike Pence, Mike Pompeo y legisladores republicanos se han empecinado en no aceptar la derrota alegando, sin ninguna prueba, que ha cometido fraude.
Más sorprendente es que el presidente Trump y el vicepresidente Pence continúen solicitando dinero a sus adeptos para disque defender sus falsas aseveraciones. Todavía es más ridículo que el presidente esté pidiendo por internet que la gente se levante en contra del Gobernador de Michigan y otros mandatarios para derrocarlos y tomar el poder a la fuerza de una manera dictatorial e ilegítima.
El pueblo decidió y es hora de que el inmaduro, inconsciente e irresponsable presidente Trump acepte su derrota en una forma civilizada y provea la información y los fondos necesarios al nuevo presidente para que se lleve a cabo una transición pacífica y ordenada. De no hacerlo el mandatario Trump debe ser arrestado, inmediatamente por cometer fraude, terrorismo de Estado y llamar a la sedición y por cometer traición a la patria.