Rory McIlroy ha escrito este domingo una página histórica en el mundo del golf al coronarse campeón del Masters de Augusta, logrando así el ansiado Grand Slam de su carrera. Con un acumulado de -11, el norirlandés venció al británico Justin Rose en un emocionante desempate.
Después de once participaciones, McIlroy finalmente se enfundó la emblemática chaqueta verde y se unió a un exclusivo grupo de leyendas del golf —Gene Sarazen, Ben Hogan, Gary Player, Jack Nicklaus y Tiger Woods— quienes han conquistado los cuatro grandes torneos: el Masters, el Abierto de EE.UU. (2011), el Abierto Británico (2014) y el Campeonato de la PGA (2012 y 2014).
Una victoria con sabor a redención
La emoción fue palpable. McIlroy, tras asegurar el birdie decisivo en el hoyo 18 del desempate, se arrodilló en el green, visiblemente emocionado. Había perseguido este logro desde 2014, y finalmente, bajo el sol del Augusta National, se hizo realidad.
Aunque tuvo una oportunidad previa para sellar la victoria en el hoyo 18 del tiempo reglamentario, un fallo con el putt llevó el partido al desempate. Allí, McIlroy brilló con un golpe inicial perfecto, dejando su bola a centímetros del hoyo, mientras que Rose no pudo igualar la precisión.
Un Masters con final dramático
Esta fue la primera vez en ocho años que el Masters se decidió en un desempate, agregando aún más épica al triunfo de McIlroy. En una jornada marcada por emociones intensas y un rendimiento oscilante, cerró con una tarjeta de 73 golpes. Su recorrido incluyó altibajos: desde un doble bogey inicial hasta birdies claves en los hoyos 15 y 17.
Justin Rose brilló con una última ronda de 66 golpes, seis bajo par. Patrick Reed finalizó tercero (-9), y Scottie Scheffler, campeón defensor, terminó cuarto con -8. Por su parte, Bryson DeChambeau, quien había sido figura destacada el sábado, no logró mantenerse en la pelea y cerró con 75 golpes (+3).
