En Guatemala, la violencia sexual contra niñas sigue siendo una crisis alarmante. Entre 2018 y 2024, más de 14,000 niñas menores de 14 años quedaron embarazadas, muchas veces como resultado de agresiones dentro de su propio entorno familiar. Según el último informe de Human Rights Watch, el 90 % de los casos denunciados no concluyeron en condenas para los agresores.
Historias que reflejan una problemática profunda
“Marta” es el nombre ficticio de una niña de 11 años que fue víctima de abuso por parte de su propio padre. En su búsqueda de justicia, denunció lo ocurrido, pero terminó siendo enviada de vuelta con su agresor. Sin acceso a protección estatal ni atención médica adecuada, Marta tuvo que dar a luz en su casa y finalmente optó por huir para escapar del ciclo de violencia.
Casos como el suyo reflejan una realidad desgarradora: cada día, al menos cinco niñas de entre 10 y 14 años sufren abuso sexual en el país. Muchas veces, la falta de acción por parte del sistema judicial lleva a que las comunidades recurran a mecanismos propios para enfrentar estos delitos, incluyendo la denominada “justicia maya”.
Obstáculos en salud y educación
El acceso a servicios médicos sigue siendo limitado para muchas niñas en situación de embarazo. La falta de personal capacitado, la escasez de recursos y las distancias que deben recorrer para recibir atención dificultan su bienestar. Además, el desconocimiento sobre el aborto terapéutico legal impide que se apliquen medidas adecuadas cuando la vida de la menor está en riesgo.
En el ámbito educativo, el impacto también es devastador. En 2024, solo 213 de las 2,146 niñas embarazadas lograron mantenerse en el sistema escolar. El estigma y la presión social las obligan a abandonar la escuela, en muchos casos siendo forzadas a vivir con sus agresores o a asumir tareas domésticas.
Un fondo que no alcanza
El gobierno guatemalteco implementó el programa Vida, destinado a brindar apoyo económico a niñas menores de 14 años embarazadas debido a violencia sexual. Este fondo otorga 1,500 quetzales (aproximadamente 195 dólares) para gastos de atención prenatal y postnatal. Sin embargo, la cobertura sigue siendo insuficiente: en 2024, solo 129 niñas estaban inscritas, a pesar de que 1,953 dieron a luz ese año.
Paula Barrios, directora de la organización Mujeres Transformando el Mundo, enfatiza que la solución debe ir más allá de una ayuda económica puntual. “Las niñas necesitan un proyecto de vida, un futuro en el que tengan oportunidades y no queden atrapadas en un ciclo de violencia”, señala.