La pobreza en Argentina ha aumentado drásticamente durante el primer semestre de 2024, alcanzando al 52,9% de la población, lo que representa a más de la mitad de los 47,3 millones de habitantes del país. Este preocupante dato fue revelado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), marcando un desafío significativo para la administración del presidente Javier Milei, quien asumió el cargo el pasado 10 de diciembre.
Las cifras del INDEC muestran un claro deterioro de las condiciones sociales, ya que la pobreza se ha incrementado en 11,2 puntos porcentuales en comparación con el segundo semestre de 2023, cuando el 41,7% de la población se encontraba en situación de pobreza. Además, la pobreza extrema o indigencia también registró un alza considerable, afectando al 18,1% de los argentinos.
El informe sugiere que el aumento de la pobreza está vinculado a la pérdida de poder adquisitivo de la población debido a la escalada de precios en alimentos y productos esenciales, así como a la eliminación de los subsidios en los servicios públicos como electricidad, agua, gas y transporte. La situación se ha visto agravada por la desaceleración de la economía y el incremento del desempleo, en el contexto de las políticas de ajuste económico implementadas por Milei con el objetivo de reducir el déficit y frenar la inflación.
Aunque la inflación mensual se ha reducido del 25,5% registrado en diciembre de 2023 a un 4,2% en agosto, la inflación interanual sigue rondando el 236%, ubicando a Argentina entre los países con mayor inflación a nivel global. El alto costo de vida ha empeorado la situación de millones de personas, que enfrentan dificultades para cubrir sus necesidades básicas.
Desde el gobierno, el portavoz presidencial, Manuel Adorni, atribuyó el empeoramiento de los indicadores sociales a las políticas de administraciones anteriores, calificándolas como “años de populismo que han sumido al país en crisis y devastación”. Adorni subrayó que las medidas de austeridad de la administración Milei, aunque duras, son necesarias para restablecer el equilibrio económico y combatir la pobreza a largo plazo mediante la estabilización de precios.
“La mejor manera de luchar contra la pobreza es luchando contra la inflación”, afirmó Adorni, destacando que el gobierno actual ha logrado reducir la tasa inflacionaria significativamente en comparación con el escenario al inicio de su mandato. Pese a ello, reconoció que los efectos de estas políticas tardarán en sentirse y que la recuperación económica llevará tiempo.
Economistas proyectan que la economía argentina podría contraerse en más del 3% del Producto Interno Bruto (PIB) este año, lo que complicaría aún más el panorama. Sin embargo, el gobierno mantiene que la recuperación ya ha comenzado y que la estabilidad financiera es la base para lograr un crecimiento sostenible a futuro.
A pesar de las declaraciones del oficialismo, el creciente nivel de pobreza ha encendido las alarmas en el país, generando preocupación sobre el impacto social de las políticas de ajuste y la capacidad del gobierno para revertir esta situación en los próximos meses.
