En un giro inesperado en la guerra contra el narcotráfico, Ismael “El Mayo” Zambada, figura clave del Cártel de Sinaloa, negó su culpabilidad ante un tribunal neoyorquino el pasado viernes. El capo mexicano, considerado uno de los narcotraficantes más influyentes del mundo, enfrentó 17 cargos que incluyen tráfico de drogas y homicidio.
La comparecencia de Zambada, quien requirió un intérprete de español, fue breve pero significativa. Sus respuestas se limitaron a confirmar su comprensión de los procedimientos y a asegurar que se encontraba “bien”. La defensa del acusado presentó la declaración de inocencia en su nombre.
El arresto de Zambada, ocurrido el 25 de julio en El Paso, Texas, puso fin a más de dos décadas de búsqueda por parte de las autoridades estadounidenses. Sorprendentemente, llegó acompañado de Joaquín Guzmán López, hijo del infame “Chapo” Guzmán. Zambada posteriormente alegó haber sido secuestrado en México y trasladado contra su voluntad a Estados Unidos.
Durante la audiencia, el fiscal Francisco Navarro describió a Zambada como “uno de los capos más poderosos del mundo”, destacando su papel como cofundador del Cártel de Sinaloa y su larga trayectoria en el narcotráfico internacional. La fiscalía argumentó que solo su encarcelamiento en Estados Unidos podría detener sus actividades criminales.
El juez James Cho ordenó la detención de Zambada hasta el juicio, una decisión que la defensa no impugnó. La comparecencia se llevó a cabo bajo estrictas medidas de seguridad, con acceso limitado para la prensa.
La captura de Zambada ha desencadenado una ola de violencia en Sinaloa, México, donde facciones rivales del cártel se disputan el control. Culiacán, la capital del estado, ha sido escenario de enfrentamientos que han paralizado la vida cotidiana.
Mientras tanto, el caso de Joaquín Guzmán López, quien aparentemente entregó a Zambada, sigue siendo un misterio. Guzmán López enfrenta sus propios cargos por narcotráfico en Chicago, donde también se ha declarado inocente.
Este caso promete ser un capítulo crucial en la larga batalla contra el narcotráfico internacional, con implicaciones que se extienden mucho más allá de las fronteras de México y Estados Unidos.