El gobierno de Chile anunció la construcción de 3.775 kilómetros de zanjas cortafuegos como parte de un plan de prevención frente a incendios forestales. Esta medida busca proteger áreas vulnerables en regiones como O’Higgins y Biobío, especialmente afectadas por siniestros en los últimos años.
El ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, subrayó que la mayoría de los incendios, un 99.7 %, son causados por negligencia o actos intencionales. “Esto es un llamado a la corresponsabilidad de todas las instituciones y ciudadanos”, comentó Valenzuela en una conferencia realizada en el Cerro San Cristóbal, en Santiago.
La iniciativa se suma a los 20.000 kilómetros de cortafuegos ya establecidos por la industria forestal en el sur del país. Además, el director de Vialidad, Horacio Pfeiffer, destacó que los caminos naturales también funcionan como cortafuegos, por lo que su mantenimiento es esencial durante la temporada de incendios.
Este plan surge tras los devastadores incendios forestales de febrero pasado en la región de Valparaíso, que dejaron al menos 137 fallecidos y arrasaron extensas áreas naturales y urbanas. Considerada una de las peores tragedias de su tipo desde el terremoto de 2010, la emergencia conmocionó a la población chilena.
En ese evento, iniciado el 2 de febrero en la reserva del Lago Peñuelas, el fuego se extendió rápidamente a Viña del Mar, Quilpué y Villa Alemana, causando daños irreparables. Tres personas fueron detenidas por su presunta implicación en el origen de los incendios, lo que provocó una gran indignación pública.
Con este esfuerzo, el gobierno chileno busca reducir los riesgos y preparar al país para enfrentar futuras temporadas de incendios forestales.
