La huella dactilar, basada en los patrones únicos de las líneas de los dedos, y la verificación facial, que utiliza algoritmos para analizar rasgos distintivos del rostro, prometían un nivel adicional de seguridad en sistemas y dispositivos. No obstante, la realidad actual nos confronta con una situación alarmante: la venta ilegal de datos biométricos, según revelan investigaciones recientes de NordVPN.
Datos preocupantes sugieren que más de 81 mil huellas dactilares ya están disponibles en la dark web, exponiendo la fragilidad de estos sistemas que se suponía eran seguros. Este fenómeno ha despertado una serie de interrogantes en los usuarios sobre la seguridad de sus propios datos biométricos y si podrían estar a la venta en estos mercados clandestinos en línea.
La voz, como otro dato biométrico, se ha vuelto especialmente vulnerable en un entorno donde la tecnología permite su manipulación con fines fraudulentos. En el mercado ilegal, los datos biométricos son altamente codiciados debido a su dificultad para obtenerlos y a las posibilidades que ofrece la inteligencia artificial para su explotación.
