Washington. – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desatado controversia tras anunciar medidas para restringir el uso de Tylenol en mujeres embarazadas y recién nacidos. Según sus declaraciones, este medicamento estaría vinculado al autismo, aunque la comunidad médica ha respondido con fuertes críticas al considerar que no existe evidencia científica sólida que respalde dicha afirmación.
El mandatario citó datos de la Red de Monitoreo del Autismo y las Discapacidades (ADDM), que señalan que actualmente 1 de cada 31 niños en EE. UU. recibe un diagnóstico dentro del espectro autista, frente a la cifra previa de 1 en 36. Trump aseguró que el incremento constituye una “crisis nacional” y ordenó que el Tylenol lleve una advertencia visible en puntos de venta.
Médicos y especialistas rechazaron de inmediato la postura presidencial. El Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos recordó que el paracetamol —principio activo del Tylenol— es considerado un tratamiento seguro en la gestación, ya que ayuda a controlar fiebres o dolores que, sin atención, podrían suponer riesgos mayores para la madre y el bebé. El Dr. Steven J. Fleischman, presidente de la organización, alertó que limitar su uso sin criterio médico podría poner en riesgo la salud pública.
Expertos en epidemiología también refutaron el planteamiento. El Dr. Eric Ding destacó en X un amplio estudio realizado en Suecia con más de 2,4 millones de niños, en el que no se halló relación directa entre el consumo de paracetamol durante el embarazo y un mayor riesgo de autismo. No obstante, otras investigaciones, como una publicada por la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai, sugieren que sí podrían existir vínculos, lo que mantiene abierto el debate científico.
Por su parte, Kenvue, la farmacéutica que produce Tylenol, manifestó su rechazo a las declaraciones de Trump. A través de su portavoz, Melissa Witt, la compañía defendió la seguridad del medicamento, respaldada por décadas de estudios independientes, y advirtió que el mensaje presidencial puede generar confusión peligrosa en mujeres embarazadas.
Tylenol, desarrollado en 1955 como alternativa más segura a la aspirina, es uno de los analgésicos de venta libre más utilizados en Estados Unidos, con ventas anuales que rondan los 1.000 millones de dólares.
