Nuevas investigaciones científicas están llamando la atención sobre los efectos que ciertos químicos presentes en plásticos de uso diario pueden tener en la salud a largo plazo, especialmente cuando la exposición ocurre durante el embarazo o en la infancia. De acuerdo con especialistas, estas sustancias podrían influir en el desarrollo de condiciones como obesidad, asma, infertilidad y alteraciones cognitivas.
Un análisis publicado en The Lancet Child & Adolescent Health, basado en cientos de estudios previos, señala que los menores expuestos a compuestos utilizados en productos plásticos cotidianos podrían enfrentar riesgos que se extienden hasta la adultez. Expertos de NYU Langone Health destacan que la evidencia acumulada durante décadas muestra una relación consistente entre estos químicos y diversos problemas crónicos.
Entre las sustancias señaladas se encuentran los ftalatos, los bisfenoles y las PFAS, compuestos presentes en envases de alimentos, productos de higiene, cosméticos e incluso en algunos tipos de papel térmico. Investigaciones sugieren que, al calentarse o reutilizarse, estos plásticos pueden liberar partículas que alteran procesos hormonales, generan inflamación y afectan el desarrollo neurológico. Algunos estudios también han asociado la exposición temprana con menor rendimiento cognitivo y mayor probabilidad de trastornos del neurodesarrollo.
La revisión subraya la importancia de adoptar medidas prácticas para reducir la exposición, como optar por recipientes de vidrio o acero inoxidable, evitar calentar plásticos en microondas y reducir el uso de envases desechables. Asimismo, especialistas recomiendan que pediatras y profesionales de la salud promuevan programas educativos en escuelas y comunidades para aumentar la conciencia sobre estos riesgos.
En el ámbito de políticas públicas, los autores del análisis proponen regulaciones más estrictas que limiten el uso de plásticos no esenciales, especialmente en regiones con mayor vulnerabilidad ambiental y social. Estas recomendaciones coinciden con las discusiones del Tratado Global sobre Plásticos impulsado por Naciones Unidas, que busca reducir la contaminación y establecer límites claros a la producción. Aunque reconocen que el plástico es indispensable en múltiples áreas, incluida la medicina, los expertos insisten en la necesidad de disminuir su presencia en productos cotidianos para mejorar la salud humana y proteger el entorno.








