Una reciente investigación internacional sugiere que el entrenamiento físico constante no solo fortalece músculos y corazón, sino que también podría ayudar a mantener un sistema inmunológico más fuerte y eficiente, incluso en la vejez.
El estudio, publicado en Scientific Reports y apoyado por la Fundación de Apoyo a la Investigación de São Paulo (FAPESP), analizó a adultos mayores que han practicado ejercicios de resistencia —como correr o nadar— durante más de dos décadas. Los resultados mostraron que sus células inmunitarias, en especial las llamadas células NK (Natural Killer), presentan una capacidad superior para adaptarse, reducir la inflamación y aprovechar mejor la energía.
Estas células NK son glóbulos blancos que actúan como los “guardianes” del cuerpo, eliminando virus y células anómalas. Según los investigadores, los participantes físicamente activos tenían menos marcadores inflamatorios y más indicadores de control inmunológico, lo que sugiere un envejecimiento más saludable del sistema inmune.
“Queríamos comprobar si el ejercicio podía literalmente ‘entrenar’ las defensas del cuerpo, y eso fue lo que observamos”, explicó Luciele Minuzzi, investigadora participante del estudio. Las células NK de las personas activas mostraron un mejor rendimiento y una respuesta más equilibrada frente a procesos inflamatorios.
Por su parte, Fábio Lira, coordinador del proyecto, destacó que el ejercicio regular parece moldear la respuesta inflamatoria del organismo, generando efectos protectores duraderos. Los adultos mayores activos mostraron un perfil inmunológico más eficiente que aquellos con vida sedentaria, lo que podría traducirse en una menor vulnerabilidad frente a enfermedades asociadas con la edad.
Incluso cuando los científicos bloquearon las vías de señalización celular con fármacos, las células NK de los deportistas mantuvieron su funcionalidad, mientras que las de los sedentarios se vieron afectadas. Esto indica que el entrenamiento de resistencia puede inducir adaptaciones “inmunometabólicas” que protegen las defensas del cuerpo a largo plazo.
En una fase complementaria, el equipo comparó la respuesta inflamatoria de jóvenes atletas con la de adultos mayores activos después de un esfuerzo físico intenso. Ambos grupos generaron respuestas inmunológicas saludables, aunque las personas mayores mostraron una inflamación más controlada, lo que sugiere que el ejercicio habitual mejora la regulación del sistema inmunitario con el paso del tiempo.
Estos hallazgos refuerzan la idea de que mantenerse activo es una herramienta poderosa para promover un envejecimiento saludable y una mejor calidad de vida.








