Con la llegada de la temporada de resfriados y gripe, los estornudos se hacen presentes en casa, en el trabajo y hasta en el gimnasio. Aunque no existe una forma infalible de evitar enfermarse, adoptar ciertos hábitos diarios puede ayudar a que tu sistema inmunológico se mantenga fuerte.
Antes de hacer cambios importantes en tu rutina, es recomendable consultar a un profesional de la salud. Después, puedes poner en práctica estos hábitos que contribuyen a proteger tu bienestar de manera natural.
1. Mantén una buena higiene de manos
Lavarse las manos sigue siendo una de las estrategias más efectivas para reducir la propagación de enfermedades. Usa agua tibia y jabón, frotando durante al menos 20 segundos, incluyendo el dorso de las manos, muñecas y la zona debajo de las uñas. Al terminar, enjuaga bien y seca con una toalla limpia.
2. Elige una alimentación más saludable
Una dieta rica en frutas, verduras, granos integrales, legumbres, semillas y frutos secos puede aportar nutrientes clave para fortalecer las defensas. Las uvas frescas, por ejemplo, contienen antioxidantes y polifenoles que apoyan la salud celular.
Dar pequeños pasos hace la diferencia: sustituir botanas procesadas por uvas frescas o añadir un puñado a tus comidas ayuda a integrar compuestos como el resveratrol, asociado a beneficios para la función inmunológica y la salud cardiovascular, cerebral y de la piel. Además, las uvas aportan vitamina K, relacionada con el bienestar pulmonar.
3. Reduce el contacto con personas enfermas
Aunque suene obvio, evitar el contacto cercano con personas que presentan síntomas es clave para disminuir el riesgo de contagio. Si convives con alguien enfermo, procura mantener distancia, evita compartir objetos y limpia con frecuencia superficies comunes como manijas o teclados. No olvides lavarte las manos después de asistir a niños o compañeros que no se sienten bien.
4. Prioriza la hidratación diaria
Incluso en clima frío, el cuerpo necesita suficiente agua para que el sistema inmunológico funcione adecuadamente. Bebe líquidos a lo largo del día y complementa con alimentos hidratantes. Las uvas, por ejemplo, contienen alrededor de un 82% de agua, lo que las convierte en una opción refrescante y nutritiva.
