Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.
Salmo 118:1
El Salmo 118 es un salmo de “Aleluya,” lo cual quiere decir: “¡Alaba al Señor!” Hace mucho tiempo, el pueblo de Dios cantaba las palabras de este salmo casi al final de la cena de la Pascua. Fue una ocasión especial para que el pueblo de Dios recordara cómo había rescatado a su nación de la esclavitud en Egipto; fue una imagen de que Dios rescató a toda la gente de la esclavitud del pecado. La cena de la Pascua recordaba a cada generación cuánto Dios realmente los amaba.
¿Seguiría el desastre interrumpiendo sus vidas? ¿Se suspendería la prosperidad? ¿Seguiría la muerte terrenal arrebatando a sus seres queridos? Sí, sí y sí. Sin embargo, el pueblo cantaba alabanzas y gratitud a su Dios misericordioso por la liberación de estas pruebas de la vida… y lo que es más: “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!” (Efesios 2:4–5).
La costumbre en Norteamérica es reunirse en este tiempo del año para celebrar el Día de Acción de Gracias. Si estás con la familia, con los amigos o lo celebras solo, toma el tiempo para dar gracias a nuestro Dios Salvador por su misericordia y liberación de la muerte por medio de Jesús. Él nos muestra que Dios es bueno. Aun cuando los tiempos sean difíciles, Jesús demuestra que su amor hacia nosotros perdura para siempre.
