Las autoridades sanitarias de Estados Unidos han emitido una alerta tras detectar un brote de salmonela en al menos nueve estados del país. El foco de la infección estaría relacionado con huevos café de gallinas de libre pastoreo y certificados como orgánicos, distribuidos por la empresa August Egg Company.
Ante esta situación, la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) ordenó el retiro preventivo de 1.7 millones de huevos comercializados en tiendas de California, Nevada, Washington, Arizona, Nebraska, Nuevo México, Illinois, Indiana y Wyoming.
De acuerdo con el informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), 71 personas resultaron infectadas, y 21 de ellas requirieron hospitalización. Afortunadamente, no se han reportado fallecimientos hasta el momento.
¿Qué es la salmonela y por qué es tan peligrosa?
La salmonela es una bacteria que puede encontrarse en los intestinos de animales y humanos. La salmonelosis, la enfermedad que provoca, se transmite principalmente por alimentos contaminados, aunque también puede propagarse por contacto con agua sucia, animales o de persona a persona.
Una de sus características más preocupantes es que no altera el olor, sabor ni apariencia de los alimentos, lo que la convierte en una amenaza difícil de detectar. Los síntomas más comunes incluyen diarrea, fiebre y calambres abdominales.
Según datos de los CDC, esta bacteria causa cerca de 1.28 millones de infecciones, 12,500 hospitalizaciones y 238 muertes al año en EE.UU.
¿Quiénes corren mayor riesgo?
Las personas más vulnerables a complicaciones graves por salmonelosis son:
- Niños pequeños
- Adultos mayores
- Personas con sistemas inmunológicos debilitados
Recomendaciones clave para evitar infecciones
Para prevenir contagios, las autoridades recomiendan:
- Lavarse las manos con agua y jabón durante al menos 20 segundos, especialmente al manipular alimentos crudos o después del contacto con animales.
- Lavar bien utensilios, superficies y tablas de cortar tras preparar carne, mariscos o huevos crudos.
- Separar los alimentos crudos de los cocidos al almacenarlos o prepararlos.
- Cocinar los alimentos a la temperatura adecuada, usando termómetros si es necesario.
- Refrigerar los productos perecederos en menos de dos horas.
- Evitar alimentos con huevos o leche crudos o sin pasteurizar.