Las relaciones entre el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, podrían enfrentar tensiones complejas en esta nueva etapa, según expertos en política internacional.
Negociar con Trump es un desafío, y lo es aún más para una mandataria como Sheinbaum, quien mantiene un perfil y un enfoque diferentes al del republicano. Martha Bárcena, quien fue embajadora de México en Estados Unidos de 2018 a 2021, explicó que “Trump no negocia buscando un equilibrio; para él, ganar es imponer su visión”. Esta posición ya llevó a México a enfrentar amenazas de aranceles si no controlaba la migración hacia el norte en el primer mandato de Trump.
México afronta una segunda administración de Trump, quien ha amenazado con cerrar fronteras, aumentar aranceles y reforzar la seguridad fronteriza. Además, su promesa de iniciar deportaciones masivas podría representar un desafío humanitario y un impacto significativo en la economía mexicana, que depende en gran medida de las remesas enviadas desde EE. UU.
A diferencia de la relación entre Trump y el expresidente mexicano López Obrador, basada en una visión de “tú me das, yo te doy”, Sheinbaum tiene una formación política más ideológica y nacionalista. Arturo Sarukhán, exembajador de México en EE. UU., advirtió que la actual presidenta puede responder con mayor firmeza a las políticas de Trump, especialmente en temas como migración y seguridad fronteriza.
A pesar de estas posibles tensiones, Sheinbaum logró un primer contacto positivo al ser una de las primeras en felicitar a Trump tras su victoria. Durante la llamada, el presidente electo dejó claro su interés en el “tema de la frontera”, aunque sin entrar en detalles, y envió saludos a López Obrador, mentor de Sheinbaum. Esto sugiere que, aunque el camino no será fácil, ambos líderes deberán encontrar puntos en común para gestionar una relación compleja y vital para ambos países.