En un giro impactante de los acontecimientos, Colin Gray, de 54 años, padre del adolescente acusado de perpetrar un tiroteo mortal en una escuela de Georgia, ha sido detenido bajo múltiples cargos. La Oficina de Investigaciones de Georgia (GBI) ha presentado acusaciones que incluyen homicidio involuntario, homicidio en segundo grado y crueldad infantil.
El director de la GBI, Chris Hosey, explicó que los cargos derivan de la negligencia de Gray al permitir que su hijo, Colt, de 14 años, tuviera acceso a un arma. Este descuido resultó en la trágica pérdida de cuatro vidas en la escuela secundaria Apalachee, cerca de Atlanta.
La legislación de Georgia es severa en estos casos. El homicidio en segundo grado, que implica la muerte de alguien mientras se comete crueldad infantil, conlleva penas de hasta 30 años de prisión.
Paralelamente, Colt Gray enfrenta cargos como adulto por el ataque con un rifle semiautomático, que dejó dos estudiantes y dos profesores muertos, además de nueve heridos.
Un informe policial anterior revela que Colt había negado amenazas previas de tiroteo escolar. Sin embargo, su padre mencionó que el divorcio y el acoso escolar habían afectado al joven, quien solía cazar y disparar con frecuencia.
Este caso reabre el debate sobre la responsabilidad parental en el acceso a armas y la prevención de tragedias escolares, planteando interrogantes sobre cómo equilibrar la seguridad pública con los derechos individuales.