El panorama económico de Estados Unidos muestra señales positivas este mes, con un notable incremento en la confianza de los consumidores. Según el último informe de la Universidad de Michigan, el índice de confianza del consumidor alcanzó los 69,0 puntos en septiembre, superando las expectativas de los analistas que pronosticaban 68,5.
Este repunte se atribuye principalmente a la desaceleración de la inflación, un factor que ha aliviado la presión sobre los bolsillos de los estadounidenses. La encuesta reveló que las expectativas de inflación a corto plazo han disminuido por cuarto mes consecutivo, situándose en un 2,7%, el nivel más bajo desde finales de 2020.
Sin embargo, el escenario político añade un toque de incertidumbre a esta mejora económica. Con las elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina, los consumidores mantienen una actitud cautelosa. Joanne Hsu, directora de Encuestas de Consumidores, destaca un fenómeno interesante: “Observamos una creciente divergencia en la confianza económica entre demócratas y republicanos, influenciada por sus percepciones sobre el impacto de una posible presidencia de Kamala Harris”.
Es importante señalar que esta encuesta se realizó antes del debate presidencial entre Donald Trump y Kamala Harris, un evento que podría influir en futuras mediciones de confianza.
Mientras tanto, las proyecciones de inflación a largo plazo experimentaron un ligero aumento, pasando del 3,0% al 3,1% para los próximos cinco años. Este dato sugiere que, aunque hay optimismo a corto plazo, persisten algunas inquietudes sobre la estabilidad económica futura.
En resumen, el aumento de la confianza del consumidor en septiembre refleja una mejora en el sentimiento económico general, impulsado por una inflación más controlada. No obstante, el panorama político y las expectativas a largo plazo mantienen a los consumidores en un estado de cauta expectativa de cara al futuro económico del país.