Tras completar el reclutamiento de 2.259 voluntarios, de entre 12 y 15 años, Pfizer y BioNTech iniciaron la fase de análisis, la cual consiste en aplicar la inyección a los participantes y monitorear su estado de salud
Entre los pacientes involucrados en la prueba clínica están los hermanos Marcos y Lucas, de 13 y años de edad, respectivamente. Como ellos mismos cuentan, al inicio estaban dudosos de ofrecerse para los estudios de la vacuna. Sin embargo, tras platicar con sus padres, Jane y Álvaro, así como evaluar la situación, se animaron a hacerlo para beneficio de la humanidad.
Los adolescentes se sienten orgullosos de sí mismos por haber colaborado de esta manera. Ambos manifestaron efectos secundarios tras la segunda aplicación, tales como fiebre, dolor de garganta y malestar general, los cuales desaparecieron al poco tiempo y no pasaron a mayores. No tienen claro si se les administró el agente activo o un placebo, pero saben que su participación fue sumamente valiosa.
Aunque los niños son una de las poblaciones menos afectadas por el Covid-19, aún así se han presentado muertes de menores de edad por la enfermedad. Por ende, la vacuna infantil es una prioridad.