Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos han revelado que casi el 10% de los nuevos casos de COVID-19 en el país son atribuibles a la variante BA.2.86. Este dato marca un aumento significativo en comparación con las estimaciones realizadas hace apenas dos semanas, casi triplicando la prevalencia de esta cepa altamente mutada.
De manera destacada, las regiones del noreste, especialmente la zona de Nueva York y Nueva Jersey, han registrado la mayor prevalencia de la variante, alcanzando un 13,1% de los casos. Estos números dados a conocer el lunes marcan la primera vez que la prevalencia de BA.2.86 ha alcanzado niveles suficientes para ser considerada una variante independiente en las estimaciones de los CDC.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha elevado recientemente la clasificación de BA.2.86 y sus descendientes a “variante de interés” después de un aumento en los casos. Aunque los primeros datos no sugieren síntomas más graves, la OMS ha observado un “aumento sustancial” en los informes de casos de BA.2.86.
Sin embargo, lo que ha llamado la atención de los expertos es el surgimiento de una subvariante denominada JN.1, un descendiente de BA.2.86. A pesar de que BA.2.86 no parecía haber ganado terreno sobre las variantes anteriores hasta hace poco, JN.1 ha experimentado un rápido crecimiento, convirtiéndose en la subvariante de más rápido crecimiento a nivel mundial.
