La vicepresidenta demócrata Kamala Harris y el expresidente republicano Donald Trump están intensificando sus esfuerzos para ganarse el respaldo de los sindicatos en Estados Unidos, al considerar que el voto de la clase trabajadora podría ser decisivo en las próximas elecciones presidenciales. Ambos se han enfocado en visitar localidades con un fuerte historial sindical en sus campañas para atraer a este influyente grupo de votantes.
Kamala Harris tiene programada una visita el viernes a Flint, Michigan, un reconocido bastión sindical, en un intento por consolidar su apoyo en este estado clave. Su aparición se produce un día después de que los trabajadores portuarios de EE.UU. decidieran suspender su huelga con la esperanza de firmar un nuevo contrato que eleve sus salarios y evite un impacto negativo en la economía del país. Aunque se ha alcanzado un acuerdo provisional, aún quedan puntos pendientes en la negociación.
Harris elogió el desarrollo de las negociaciones, calificándolo como un “avance hacia un contrato sólido que refleja la importancia de la negociación colectiva”. Según la vicepresidenta, “los trabajadores portuarios merecen una compensación justa por su ardua labor para garantizar el suministro de bienes esenciales en todo el país”.
Aunque los sindicatos han sido históricamente aliados del Partido Demócrata, Harris no ha conseguido el respaldo de algunos gremios clave en esta campaña. La Asociación Internacional de Bomberos y el Sindicato de Camioneros anunciaron recientemente que no apoyarán a ningún candidato este año, marcando un cambio respecto al apoyo brindado a Joe Biden en las elecciones anteriores.
Sin embargo, no todo está perdido para la vicepresidenta. Ha logrado sumar el apoyo de importantes gremios, como los sindicatos nacionales de docentes, los sindicatos de la construcción, la Federación Estadounidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO) y el sindicato automotriz (UAW).
Por otro lado, Donald Trump ha intensificado su retórica para captar a los votantes sindicales y se presenta como el “candidato de la clase trabajadora”. Durante un mitin en Michigan, afirmó que los republicanos ahora son “el partido del trabajador estadounidense”, a pesar de su pasado de políticas antisindicales como presidente. Trump también aprovechó la oportunidad para criticar la gestión laboral actual, prometiendo que, bajo su liderazgo, “los estadounidenses no tendrán que hacer huelga para obtener mejores salarios o condiciones de vida”.
El viernes, Trump tiene programado un evento en Georgia junto al gobernador Brian Kemp, un indicio de que ha superado sus diferencias con uno de los líderes republicanos más destacados en el estado. Más tarde, realizará una aparición en Fayetteville, Carolina del Norte, como parte de su esfuerzo para atraer a votantes en territorios estratégicos.
Históricamente, los votantes sindicales se han inclinado hacia el Partido Demócrata. En 2020, el 56% de ellos apoyó a Joe Biden. Sin embargo, Trump ha logrado atraer a muchos trabajadores de la industria manufacturera, especialmente entre los votantes blancos sin educación universitaria, un grupo que representó el 62% de sus seguidores en las elecciones anteriores.
Lisa Anderson, miembro del sindicato AFSCME y asistente administrativa en una escuela primaria durante 17 años, condujo más de una hora desde Green Bay para escuchar a Harris hablar en un evento reciente en Wisconsin. Confiada en el apoyo de la vicepresidenta a la causa sindical, Anderson declaró: “No me preocupa. Si votas por Trump, ¿cómo puedes creer en el apoyo a los sindicatos?”.
Este intenso cortejo a los sindicatos por parte de ambos candidatos refleja la importancia de este bloque de votantes para definir el rumbo de las elecciones de 2024.
