La escasez de medicamentos para el TDAH en Estados Unidos está afectando a familias como la de Kristin Coronado, quien lucha para encontrar el tratamiento necesario para su hijo.
Factores como la pandemia de COVID-19 y los problemas en la cadena de suministro contribuyen a esta crisis que amenaza el bienestar de los pacientes.
La FDA atribuye la escasez actual a varios factores, incluyendo el aumento de las prescripciones relacionadas con la telemedicina, problemas en la cadena de suministro, dificultades en la fabricación y decisiones comerciales de los fabricantes.
La Administración para el Control de Drogas (DEA) establece límites anuales a la producción de tratamientos para el TDAH, lo que genera tensiones entre los fabricantes de medicamentos y las autoridades reguladoras.