Casi tres semanas después de las elecciones presidenciales, el proceso de transición de poder en Estados Unidos entre el gobierno saliente de Donald Trump y el mandatario electo Joe Biden finalmente podrá iniciarse.
Emily Murphy, responsable de la Administración de Servicios Generales del gobierno federal (GSA por sus siglas en inglés), envío este lunes 30 de noviembre por la tarde una carta a Biden informándole que pondrá a su disposición los recursos necesarios para el inicio formal de la transmisión de poder.
Murphy había sido duramente cuestionada por haber obstaculizado el acceso de miembros del equipo de Biden a fondos e instalaciones federales, algo que sus críticos vieron como un intento de retardar la transición.
En un mensaje publicado en su cuenta de Twitter, el presidente Donald Trump reveló que el cambio de posición de la GSA tiene su visto bueno.
“(Pensando) en el mejor interés de nuestro país, estoy recomendando que Emily y su equipo hagan lo que necesite ser hecho en relación con los protocolos iniciales y le he dicho a mi equipo que haga lo mismo”, escribió el mandatario.
El mandatario aún no ha concecido formalmente ni reconocido la derrota en las elecciones del 3 de noviembre.
De hecho, en el mismo mensaje en el que informa sobre su visto bueno para el inicio de la transición indica que seguirá impugnando los resultados electorales.
“Nuestro caso continúa con fuerza. Vamos a seguir dando una buena pelea y creo que vamos a vencer”, afirma.
“NUNCA FUI PRESIONADA”
El equipo de Biden recibió con beneplácito el cambio de posición de la GSA.
“La decisión de hoy es un paso necesario para comenzar a enfrentar los retos de nuestra nación, incluyendo poner la pandemia bajo control y reenrumbar nuestra economía”, señalaron en una declaración.
“Esta decisión final es una acción administrativa definitiva para para comenzar formalmente el proceso de transición con las agencias federales”, agregaron.
En su carta, Murphy justifica su actitud inicial debido a los cuestionamientos legales que han sido realizados a los resultados electorales (por parte del Partido Republicano y del equipo de campaña de Trump) aunque libra de responsabilidades a la Casa Blanca.
“Tomo este trabajo en serio y, debido a los acontecimientos recientes sobre demandas legales y certificación de los resultados electorales, le envío esta carta hoy para poner a su disposición esos recursos y servicios”, escribe.
“He dedicado gran parte de mi vida al servicio público y siempre me he esforzado por hacer lo correcto. Por favor, sepa que llegué a mi decisión de forma independiente tomando en cuenta la legislación y los datos disponibles.
“Nunca fui presionada directa o indirectamente por ningún funcionario de la rama ejecutiva -incluyendo a quienes trabajan en la Casa Blanca o en la GSA- en relación con el contenido o con el momento de tomar mi decisión”, agrega.
Murphy afirma expresamente que no recibió “ninguna indicación para postergar mi decisión” y asegura que, en cambio, sí recibió amenazas en contra de su seguridad, la
de su familia y la de su equipo para forzarla a “tomar esta decisión de forma prematura”.
Murphy señala en su carta que reconoce que Biden es el “ganador aparente” de las elecciones.
Además, informa que pondá a disposición del presidente electo fondos por US$6,3 millones para gastos relacionados con este proceso.
LA PRESIÓN DE LOS REPUBLICANOS
Donald Trump ha cuestionado los resultados de las elecciones presidenciales desde la propia noche del 3 de noviembre cuando dándose por ganador antes de que terminaran
los conteos, al mismo tiempo denunció un fraude electoral aunque sin aportar pruebas.
Desde entonces, el equipo de campaña del mandatario ha intentado revertir los resultados adversos tanto a través de impugnaciones legales como de maniobras políticas.
A lo largo de ese proceso, Trump ha contado por acción u omisión con el apoyo de gran parte de la dirigencia del Partido Republicano.
Ese respaldo, sin embargo, se ha ido resquebrajando paulatinamente con el paso de los días y se ha acelerado desde el fin de semana, con importantes voces como la del exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie, quien dijo el domingo que era hora de que Trump abandonara sus impugnaciones.
“Si tienes evidencia de fraude, preséntala”, dijo Christie en una aparición en la cadena ABC, en la que calificó como una “vergüenza nacional” la actuación de los abogados de Trump.
“He apoyado al presidente. Voté por él dos veces, pero las elecciones tienen consecuencias y no podemos seguir actuando como si algo que pasó aquí no hubiera ocurrido”, señaló.
Varios senadores republicanos elevaron también sus voces este lunes señalando que era hora de pensar en los intereses del país e iniciar el proceso de transición.
De igual modo, más de 160 líderes empresariales suscribieron una carta abierta dirigida a Murphy en la que le urgían a reconocer a Biden como presidente electo.
“Evitar que un gobierno entrante acceda a recursos e información vital pone en peligro la salud pública y económica, así como la seguridad de Estados Unidos”, escribieron.
IMPUGNACIONES FALLIDAS
El equipo de campaña de Trump ha concentrado sus impugnaciones en un puñado de estados en disputa que han hecho la diferencia para darle la victoria a Biden pero
hasta ahora no ha logrado revertir ningún resultado. Este lunes, las autoridades electorales de Michigan certificaron oficialmente la victoria de Biden en ese estado, uno de los lugares clave en los que Trump ha estado intentado impugnar su elección. En Pensilvania, un juez dijo el sábado que el equipo de campaña de Trump había
intentado “privar del derecho al voto a casi siete millones de ciudadanos” al impugnar el proceso sin contar con ninguna evidencia real de fraude.
En Georgia, donde ya se hizo un recuento manual de todos los votos que confirmó la victoria de Biden, el equipo de Trump está pidiendo un tercer conteo; mientras que en Wisconsin, donde hay en marcha un recuento parcial, funcionarios electorales han acusado a los partidarios de Trump de intentar obstruir el proceso al objetar cada uno de los votos en lo que consideran como un intento deliberado de retrasar el proceso.
De esta forma, siguen reduciéndose las posibilidades de Trump de permanecer en la Casa Blanca.