El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha dado un golpe significativo a las operaciones de influencia rusas en internet. Dos ciudadanos rusos fueron acusados de conspiración y lavado de dinero en relación con una campaña de propaganda valorada en 10 millones de dólares. Además, se incautaron 32 dominios web vinculados a la operación “Doppelganger”, una sofisticada red de desinformación.
Merrick Garland, secretario de Justicia, declaró: “No toleraremos que regímenes autoritarios exploten nuestra libertad de expresión para promover su propaganda de forma encubierta”.
La operación “Doppelganger” creaba sitios web falsos imitando a medios reconocidos y utilizaba perfiles ficticios en redes sociales para difundir contenido pro-ruso. Su estrategia principal consistía en responder a publicaciones de figuras influyentes con enlaces a estas páginas falsas.
Expertos del Atlantic Council destacan el impacto potencial de estas tácticas: “La difusión constante de narrativas propagandísticas puede tener efectos tangibles en la opinión pública”.
Las acciones legales también revelaron la existencia de una empresa estadounidense financiada por RT, medio controlado por el Kremlin, para crear contenido en plataformas como TikTok e Instagram.
Bret Schafer, investigador de la Alianza para Asegurar la Democracia, señala que estas medidas envían un mensaje claro a los creadores de contenido: “Deben investigar cuidadosamente quién financia su trabajo y con qué intenciones”.
Aunque es poco probable que los influencers implicados pierdan sus seguidores actuales, podrían enfrentar dificultades para atraer nuevas audiencias.
Esta operación contra la desinformación rusa no solo interrumpe sus actividades actuales, sino que también educa al público sobre la importancia de verificar las fuentes de información en línea.