En una reciente actualización, el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha ampliado su acusación contra varios ciudadanos rusos implicados en el ciberataque conocido como “WhisperGate”. Este ataque, ocurrido en enero de 2022, se considera ahora como el primer movimiento en el conflicto ruso-ucraniano, según fuentes oficiales.
La nueva acusación incluye a cinco oficiales de inteligencia militar rusa, señalados como conspiradores en una campaña para desmoralizar a la población ucraniana justo antes de la invasión. El malware no solo afectó a Ucrania, sino que también alcanzó sistemas en 26 países aliados de la OTAN, incluyendo infraestructuras críticas en Estados Unidos.
Matthew Olsen, subprocurador general de seguridad nacional, reveló que los atacantes robaron y filtraron datos personales sensibles de miles de civiles ucranianos, incluyendo información médica, con el fin de venderla en línea y acosar a las víctimas.
Los acusados, identificados como Vladislav Borovkov, Denis Denisenko, Yury Denisov, Dmitry Goloshubov, Nikolai Korchagin y Amin Timovich, enfrentan cargos por acceso no autorizado a sistemas informáticos gubernamentales de Ucrania y sus aliados. El gobierno estadounidense ofrece una recompensa de 60 millones de dólares por información que conduzca a su captura o a la identificación de actividades cibernéticas maliciosas relacionadas.
William J. DelBagno, agente especial del FBI en Baltimore, enfatizó la gravedad de estos actos, calificándolos como “guerra cibernética” y asegurando que no serán tolerados. Este caso subraya la creciente importancia de la ciberseguridad en los conflictos modernos y la necesidad de una respuesta internacional coordinada ante estas amenazas digitales.