La detención de Ismael “El Mayo” Zambada en Estados Unidos marca el fin de una era en el mundo del narcotráfico mexicano. A sus 76 años, Zambada era uno de los últimos líderes históricos del poderoso Cártel de Sinaloa que permanecía en libertad.
Nacido en El Álamo, Sinaloa, “El Mayo” ascendió en las filas del crimen organizado desde la década de 1970. Pasó por los cárteles de Guadalajara y Juárez antes de convertirse en una figura clave del Cártel de Sinaloa junto a Joaquín “El Chapo” Guzmán y Juan José “El Azul” Esparragoza.
Considerado el cerebro logístico de la organización, Zambada fue crucial en el desarrollo de métodos innovadores para el tráfico de drogas hacia EE.UU., incluyendo túneles transfronterizos y el uso de diversos medios de transporte.
A pesar de su alto perfil en el mundo criminal, “El Mayo” logró evadir la captura durante décadas, operando con discreción y aprovechando su conocimiento del terreno. En una rara entrevista en 2010, se describió como un “hombre de familia” arraigado en su entorno rural.
La detención de Zambada, junto con un hijo de “El Chapo”, representa un golpe significativo al Cártel de Sinaloa. Sin embargo, como el mismo “Mayo” señaló una vez, el narcotráfico está profundamente arraigado en la sociedad, planteando desafíos continuos para las autoridades.
Esta captura marca el ocaso de una generación de narcotraficantes que moldearon el panorama criminal en México y deja interrogantes sobre el futuro del tráfico de drogas en la región.