La detención del narcotraficante mexicano Ismael “El Mayo” Zambada en territorio estadounidense ha generado una inesperada controversia diplomática. Mientras que las autoridades de EE.UU. celebran la captura de uno de los capos más buscados, la Fiscalía General de México ha iniciado una investigación por posibles delitos de traición.
Según informes, Zambada fue trasladado en un vuelo privado a Texas el 25 de julio, en circunstancias poco claras. Aparentemente, Joaquín Guzmán López, hijo del famoso “Chapo” Guzmán, orquestó la entrega del veterano líder del Cártel de Sinaloa a las autoridades estadounidenses.
La reacción del gobierno mexicano ha sido sorprendente. En lugar de agradecer la captura, la Fiscalía está considerando acusar de traición a quienes participaron en la entrega de Zambada. Esta decisión se basa en una interpretación del código penal que prohíbe entregar ilegalmente a un ciudadano mexicano a un país extranjero.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha cuestionado la estrategia antidrogas de EE.UU. y sugiere que podría haber intereses ocultos detrás de la operación. Además, ha pedido más transparencia sobre los detalles de la captura y las negociaciones previas.
Por su parte, “El Mayo” Zambada alega haber sido engañado y secuestrado por Guzmán López durante una supuesta reunión en Sinaloa. Esta afirmación, junto con la posible implicación de figuras políticas locales, añade más complejidad al caso.
La controversia subraya las tensiones en la cooperación antinarcóticos entre México y Estados Unidos, así como los desafíos que persisten en la lucha contra el crimen organizado en la región.