La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, presentó un ambicioso plan económico que incluye créditos fiscales para fabricantes nacionales y una serie de inversiones en sectores emergentes que “definirán el próximo siglo”. Harris, quien busca atraer a los votantes de la clase media de cara a las elecciones, compartió su propuesta en el Club Económico de Pittsburgh, en Pensilvania, un estado clave para la contienda electoral.
Durante su discurso, Harris destacó su compromiso con la revitalización de la industria manufacturera estadounidense, proponiendo incentivos fiscales para que las empresas modernicen y amplíen sus instalaciones, lo que ayudaría a crear empleos de calidad con sindicatos fuertes. También se comprometió a duplicar el número de aprendices registrados durante su primer mandato, con el objetivo de preparar a la fuerza laboral para nuevas oportunidades.
La vicepresidenta señaló que su administración priorizaría la inversión en industrias clave como la biofabricación, la energía limpia, la inteligencia artificial y la aeroespacial, sectores que, según ella, impulsarán el crecimiento económico a largo plazo. Sin embargo, su discurso de casi 40 minutos no profundizó en los detalles específicos de estas políticas, enfocándose en el contraste entre su visión y la de su principal oponente, el expresidente Donald Trump.
“Construir una clase media sólida será el objetivo principal de mi presidencia”, afirmó Harris. “Nos enfrentamos a una elección crucial entre dos modelos económicos opuestos para el futuro de nuestro país”.
La propuesta de Harris llega en un momento en el que la economía se ha convertido en el tema central de las elecciones, y las encuestas muestran que sigue siendo la principal preocupación de los votantes. Según datos de Pew Research, la proporción de hogares estadounidenses clasificados como clase media ha disminuido significativamente en las últimas décadas, pasando del 62% en 1970 al 51% en 2023, mientras que los ingresos de estos hogares han crecido a un ritmo mucho más lento en comparación con los hogares de ingresos altos.
Harris hizo hincapié en que su enfoque busca colaborar con el sector privado para apoyar a los trabajadores y a los emprendedores. Se describió como una “capitalista” que cree en “mercados libres y justos” y defendió sus políticas como pragmáticas, más orientadas a resultados que a ideologías políticas.
El expresidente Trump, por su parte, criticó el enfoque de Harris en un evento en Carolina del Norte, señalando que ella tiene la oportunidad de implementar estos cambios como parte de la administración Biden en lugar de solo prometerlos. “Las familias están sufriendo ahora, y si tiene un plan, debería dejar de hablar y ponerlo en práctica”, comentó Trump, reiterando su propuesta de imponer aranceles más altos a productos extranjeros, una medida que cuenta con un apoyo moderado entre los votantes.
Por otro lado, Harris se ha centrado en ofrecer incentivos para que las empresas mantengan sus operaciones en Estados Unidos y así recuperar los empleos que se han perdido en las últimas décadas. Este enfoque se alinea con las políticas de la administración Biden, que ha impulsado la Ley de Inversión en Infraestructura y Empleo, la Ley de CHIPS y Ciencia, y la Ley de Reducción de la Inflación. Todas estas legislaciones, aprobadas entre 2021 y 2022, buscan incentivar la producción local y fortalecer la economía en regiones que han sido afectadas por la deslocalización de la manufactura.
La estrategia de Harris de reforzar la producción nacional y apostar por sectores emergentes se presenta como una alternativa para revitalizar la clase media y reducir la creciente brecha entre ricos y pobres, un desafío que ha marcado la economía estadounidense en las últimas décadas.
