El martes, Hezbolá elevó la tensión en la frontera israelí-libanesa con una serie de ataques utilizando drones y cohetes. Aunque el grupo armado libanés advirtió que aún no ha ejecutado su represalia principal por la muerte de un alto comandante la semana anterior.
Según informes, Hezbolá dirigió un ataque con drones contra instalaciones militares cerca de Acre, en el norte de Israel, además de agredir un vehículo militar en otra ubicación. Las fuerzas israelíes confirmaron la detección de varios drones hostiles, logrando interceptar uno de ellos. El incidente provocó heridos entre la población civil en las cercanías de Nahariya.
En respuesta, la aviación israelí bombardeó dos posiciones de Hezbolá en el sur del Líbano. Este intercambio de hostilidades se suma a los enfrentamientos que ambas partes han mantenido en la zona fronteriza durante los últimos diez meses, en paralelo al conflicto en Gaza.
La escalada actual se produce tras el asesinato de Fuad Shukr, importante líder militar de Hezbolá, en un ataque israelí en Beirut la semana pasada. El líder del grupo, Sayed Hasán Nasralá, prometió una respuesta “estudiada” a este incidente.
La situación ha incrementado los temores de una posible expansión del conflicto en Oriente Medio, especialmente considerando las amenazas de represalias tanto de Hezbolá como de Irán por recientes ataques.
En un incidente relacionado, cuatro personas, presuntamente combatientes de Hezbolá, fallecieron en un ataque contra una vivienda en Mayfadoun, Líbano, a unos 30 kilómetros de la frontera israelí.
La comunidad internacional observa con preocupación estos acontecimientos, temiendo que puedan desencadenar un conflicto más amplio en la región.