El Papa Francisco concluyó su visita a Bélgica con un contundente mensaje a los líderes de la Iglesia católica, exigiendo que los sacerdotes responsables de abusos sexuales sean castigados y que se ponga fin al encubrimiento de estos crímenes. El pontífice aprovechó la única misa que celebró en el país para dirigirse a una multitud de 30,000 personas, insistiendo en que la justicia debe prevalecer dentro de la Iglesia.
En un acto cargado de simbolismo en el estadio Rey Balduino de Bruselas, Francisco se desvió de su homilía preparada para elogiar a las víctimas que se atrevieron a denunciar a sus agresores y enfatizar que “el mal no debe ocultarse; debe ser expuesto a la luz”. Estas declaraciones llegaron después de reunirse con 17 sobrevivientes de abuso el viernes, quienes compartieron con él su dolor y las dificultades que enfrentaron para ser escuchados.
Bélgica ha estado marcada por numerosos escándalos de abuso sexual dentro de la Iglesia, siendo uno de los casos más notorios el del exobispo de Brujas, Roger Vangheluwe, quien admitió haber abusado de su sobrino durante 13 años. Aunque Vangheluwe fue removido en 2010, no fue destituido formalmente hasta este año, lo que generó críticas sobre la falta de acción oportuna.
En un intento por dar respuesta a las víctimas, Francisco recibió una carta con propuestas para crear un sistema de reparaciones universal. Reconoció que las compensaciones financieras actuales, que según él creía tenían un tope de 50,000 euros, no cubren adecuadamente los costos de la terapia y el apoyo necesario para las personas afectadas. “Es nuestra responsabilidad brindar ayuda a quienes han sufrido y garantizar su cuidado”, afirmó el Papa.
Polémica en torno al aborto y el papel de la mujer
Durante su viaje, el Papa Francisco no evitó abordar temas sensibles como el aborto y el papel de la mujer en la Iglesia, generando reacciones mixtas en Bélgica. El pontífice elogió al difunto rey Balduino de Bélgica por haber renunciado temporalmente en 1990 para no firmar una ley que legalizaba el aborto, describiéndolo como un “santo” y un político con gran valentía.
Estas declaraciones causaron polémica, ya que el aborto sigue siendo un tema de debate en Bélgica, con propuestas para ampliar el límite legal de interrupción del embarazo de 12 a 18 semanas. Francisco fue directo en su postura: “Los médicos que realizan estas prácticas son, permítanme la palabra, sicarios. Están terminando con una vida humana”.
El Papa también generó controversia en su visita a la Universidad Católica de Lovaina, donde se le pidió una reforma más inclusiva para las mujeres en la Iglesia. Los estudiantes cuestionaron la falta de reconocimiento a teólogas en sus encíclicas y pidieron un “cambio de paradigma” en la manera en que se considera a las mujeres dentro de la institución.
En respuesta, Francisco reafirmó su visión tradicional sobre el papel femenino, insistiendo en que las mujeres tienen un valor único como “cuidadoras” y que la Iglesia, en esencia, “es mujer”. Este enfoque generó una fuerte crítica de parte de la universidad que lo recibió, que expresó su “incomprensión” y “desaprobación” por su postura que consideraron “determinista y reduccionista”. La rectora Françoise Smets enfatizó que la universidad lucha contra la discriminación y aboga por un mayor protagonismo de las mujeres en todos los ámbitos, incluida la Iglesia.
Rumbo a una posible reforma en la Iglesia
La visita de Francisco a Bélgica se centró en celebrar el 600 aniversario de la Universidad Católica de Lovaina, la universidad católica más antigua del mundo. Sin embargo, el escándalo de abusos y las demandas de reformas han superado en protagonismo a los eventos conmemorativos.
Luc Sels, rector del campus de habla holandesa, sugirió que abrir más espacios para las mujeres y ser más inclusivos con los católicos LGBTQ+ sería un primer paso para restaurar la credibilidad y relevancia de la Iglesia. Francisco, aunque ha mostrado apertura en otros temas, ha mantenido una postura firme en cuanto a la ordenación femenina, argumentando que su rol ya es “fundamental” en la estructura eclesiástica.
Este viaje ha dejado claro que el Papa enfrenta una gran presión para abordar de manera más profunda los cambios estructurales que muchos consideran necesarios para que la Iglesia recupere su autoridad moral. La visita a Bélgica podría marcar un punto de inflexión en el camino hacia una institución más abierta y transparente.