La Unión Europea experimenta un crecimiento modesto, pero se queda atrás de Estados Unidos, revelando una brecha económica transatlántica cada vez más evidente. El contraste es particularmente notorio en el caso de Alemania, la mayor economía de la eurozona, que continúa estancada.
Según datos recientes de Eurostat, el PIB de la zona euro creció un 0,3% en el segundo trimestre de 2023, manteniendo el ritmo del trimestre anterior. Este ligero avance marca el fin de un período de estancamiento que duró más de un año. Sin embargo, Alemania registró una contracción del 0,1%, lo que subraya los desafíos que enfrenta el motor económico europeo.
En contraste, la economía estadounidense mostró un robusto crecimiento del 0,7% en el mismo período, equivalente a un 2,8% anual, superando las expectativas de los analistas.
Esta disparidad se refleja claramente en los hábitos de consumo. Mientras los estadounidenses gastan libremente, impulsados por políticas gubernamentales expansivas y subsidios en sectores clave, los consumidores europeos optan por el ahorro, alcanzando niveles récord.
Los gobiernos de la UE han comenzado a implementar medidas de austeridad para reducir sus déficits presupuestarios, lo que contrasta con el aumento del gasto público en EE.UU. Esta divergencia en las políticas fiscales y los patrones de consumo está ampliando la brecha de crecimiento entre ambas orillas del Atlántico.
El panorama económico actual plantea interrogantes sobre las estrategias de recuperación post-pandemia y las perspectivas de crecimiento a largo plazo en ambas regiones.
