China y el Vaticano han acordado prorrogar por otros cuatro años el acuerdo provisional sobre el nombramiento de obispos católicos en el país, según anunció Beijing este martes. Este acuerdo, que se firmó inicialmente en 2018 y ya ha sido renovado en dos ocasiones, ha sido un esfuerzo del papa Francisco por reducir las tensiones históricas sobre el control de la Iglesia en China. A pesar de ciertos desacuerdos, el acercamiento entre ambas partes sigue en pie.
El portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Lin Jian, confirmó la extensión y añadió que “las dos partes mantendrán el contacto y el diálogo en un espíritu constructivo, con el objetivo de continuar mejorando las relaciones entre China y el Vaticano”.
El papa Francisco ha manifestado en repetidas ocasiones su interés por estrechar lazos con China, expresando su deseo de visitar el país durante su vuelo de regreso a Italia tras su visita a Singapur en septiembre de este año.
Relaciones complejas y desafíos
La relación entre el Vaticano y China se rompió hace más de 70 años, con la llegada del Partido Comunista al poder. Actualmente, se estima que en China hay alrededor de 12 millones de católicos, divididos entre una Iglesia sancionada por el Estado y una clandestina que se mantiene leal a Roma. El principal punto de conflicto ha sido el nombramiento de obispos, ya que China considera que esto es una cuestión de soberanía nacional, mientras que el Vaticano defiende que el papa debe tener la última palabra en esta decisión.
El acuerdo de 2018 buscó una solución intermedia, aunque el propio Vaticano ha reconocido que no fue el acuerdo ideal, sino el mejor que se pudo alcanzar en ese momento.
Este acercamiento ha generado críticas, especialmente por parte de sectores conservadores, particularmente en Estados Unidos, que acusan al Vaticano de ceder en exceso y “traicionar” a los fieles que permanecieron leales a Roma en la clandestinidad.