POR FRANCO CEVALLOS,
EDITOR DE “NUESTRA COMUNIDAD”
Millones de personas en todo el mundo siguieron a través de la televisión por 70 días
la gran odisea del rescate de los mineros chilenos sepultados a 70 metros bajo tierra en la mina San José del yacimiento San Lo- renzo en el desierto de Atacama, Chile.
Los primeros sucesos acaecidos luego del derrumbe, posiblemente no fueron mo- mentos de positivismo ya que las nubes de polvo, ciertamente, llenaron de pánico a los mineros quienes no sabían si saldrían con vida. Esos momentos de pánico, po- siblemente sean de interés solamente para los cineastas y novelistas. Lo que si nos interesa es analizar el trabajo mancomu- nado de hormiga que, inmediatamente, se llevó a cabo, cuando los asustados mineros empezaron a organizarse bajo el liderazgo de Luis Urquiza, quien asignó turnos de la- bores de limpieza alimentación etc. y otros mineros asumieron responsabilidades en diferentes áreas que incluyen: información, cuidado médico, ejercicios físicos, conse- jería espiritual y hasta de entretenimiento.
Lo más admirable fue que Chile, lidera- do por el carismático presidente Sebastian Piñera, demostró al mundo ser un país de gente de mente abierta, sencilla, sin orgul- los banales ni complejos al aceptar la ayuda que le ofrecieron varios países del planeta. Los Estados Unidos aportaron al rescate con el diseño de la cápsula “Fenix”́, el mismo que fue realizado por el personal de la NASA. Además colaboró enviando al experto en taladros Jeff Heart y una enorme broca que fue construida en Pensylvania por la compañía Sharm Inc. de Pensylva- nia. China construyó la maquinaria que levantó la cápsula y algunos países de la Unión Europea colaboraron con un cable grueso, alimentos, gafas y ropa adecuada para el ambiente inhóspito y la adaptación a la luz. Ante esta muestra de solidaridad Chile, humildemente, siempre dijo gracias y vénganos en tu reino. ́ ́
Las demostraciones de fe, esperanza, solidaridad, hermandad, positivismo y unión, son las acciones que más nos impre- sionaron y que han dado una lección a todo el mundo, y en especial a los Latinoameri- canos. Los que seguimos día a día la odi- sea recordaremos que además de laborar en las tareas asignadas disciplinadamente, los mineros nunca se quejaron sobre el sacrifi- cio de tener que comer en forma racionada los escasos alimentos existentes y cuando salieron de la colapsada mina ninguno de ellos se fue al hospital dejando a sus com- pañeros atrás y hasta decidieron dividirse por igual las ganancias que generarían ent- revistas, fotos, películas etc.
Los hispanoamericanos heredamos de nuestros antecesores indígenas y de los ambiciosos conquistadores y colonizadores europeosla desconfianza, la suspicacia, el goísmo y la traición; conductas que nos han mantenido divididos y actuando como cangrejos trabajando en forma individual y buscando siempre el bienestar personal y no el colectivo.
Chile ha dado una histórica demostración de unión al mundo dejando en claro que los países deben de deponer las armas y aprender a trabajar colectivamente para poder resolver los grandes problemas de salud, desnutrición, hambre, salubridad y necesidades básicas y urgentes que necesita la humanidad. En otras palabras, Chile ha comprobado que ́ ́la unión hace la fuerza ́ ́ y que solamente con la unión de todos los países, realizando trabajo mancomunado, se sacará al planeta adelante y se evitará la destrucción total del mismo.
Rusos, iraníes, chinos, americanos, europeos y sudamericanos lloraron y se regocijaron al ver la feliz culminación del exitoso rescate de los 32 mineros de Copiapó y del campamento ́ ́La Esperanza. ́ ́ Hoy solo nos queda felicitar al país sureño y decir ¡gracias Chile por tu ejemplo y que Dios bendiga a su presidente, a todos los países que colaboraron, a los rescatistas y a los valientes mineros!
