En el estado de Georgia, Estados Unidos, se llevó a cabo una de las redadas más grandes en centros de trabajo en la historia reciente. Autoridades federales ingresaron a la metaplanta de Hyundai y detuvieron a 475 personas en el marco de una investigación sobre posibles irregularidades laborales y migratorias.
El operativo, ejecutado por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) junto a Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI), contó también con el apoyo de la Patrulla Estatal de Georgia, el FBI, la DEA y la ATF. De acuerdo con las autoridades, los detenidos habrían excedido el tiempo permitido de sus visas o carecían de estatus legal en el país.
La planta, de más de 1.100 hectáreas, incluye tanto la fabricación de vehículos eléctricos como una división de producción de baterías, desarrollada en conjunto con LG. Este megaproyecto había sido presentado por el gobernador Brian Kemp como el plan de desarrollo económico más importante en la historia del estado, con la creación de al menos 1.200 empleos.
La compañía Hyundai aseguró estar colaborando con las autoridades y reiteró su compromiso con el cumplimiento de las normativas laborales y migratorias.
Reacciones y consecuencias
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Corea del Sur manifestó su preocupación y anunció el envío de diplomáticos para garantizar el respeto de los derechos de sus ciudadanos. Asimismo, exhortó a las autoridades estadounidenses a actuar con cautela durante los operativos.
Ese mismo día, se reportó una acción similar en Nueva York, donde decenas de empleados de una fábrica de barras nutricionales fueron interrogados y detenidos. La gobernadora Kathy Hochul criticó duramente la operación, advirtiendo que este tipo de redadas afectan a familias trabajadoras sin aportar mayor seguridad al estado.
Las investigaciones siguen en curso, mientras el tema abre un debate sobre el impacto de las medidas migratorias en sectores clave de la economía estadounidense.