En lo que va de 2024, se han descubierto los cuerpos de al menos 108 personas cerca de la frontera de Nuevo México, la mayoría de ellos migrantes provenientes de México y Centroamérica. Estas cifras contrastan drásticamente con las de años anteriores, como los 10 fallecidos en 2019, y reflejan un aumento significativo de muertes en la región fronteriza.
La ruta migratoria hacia Estados Unidos ha demostrado ser cada vez más letal, con pandillas de contrabandistas que conducen a los migrantes por peligrosos desiertos, cañones y montañas cerca de El Paso, Texas, dejando a muchos en condiciones de agotamiento, deshidratación y desnutrición. Según los últimos informes, en 2023 se encontraron 113 cuerpos, mientras que en 2020 solo se reportaron nueve muertes.
El motivo detrás del incremento de fallecidos en esta área aún no está claro, pero algunos expertos apuntan a que los contrabandistas están utilizando rutas más peligrosas, especialmente durante los meses de calor extremo. Las autopsias realizadas por la Oficina del Investigador Forense de la Universidad de Nuevo México muestran que muchas de estas muertes están relacionadas con problemas cardíacos, exacerbados por las duras condiciones.
Heather Edgar, antropóloga forense de la oficina, expresó su consternación por el aumento repentino de muertes: “Nos sorprendió y entristeció ver cómo las cifras, que antes eran estables, han crecido de manera alarmante”. La oficina ha tenido que reforzar su equipo de investigadores médicos para gestionar el incremento en la cantidad de casos.
Preocupaciones humanitarias y políticas en torno a la crisis migratoria
La situación en la frontera de Nuevo México también está generando un intenso debate político de cara a las elecciones presidenciales de noviembre, donde la inmigración es uno de los temas centrales. Mientras los candidatos se enfocan en mantener a los migrantes fuera del país y deportar a quienes ya han ingresado, los activistas humanitarios destacan la urgencia de abordar las condiciones peligrosas que enfrentan los migrantes.
Las autoridades locales están trabajando para combatir las redes de tráfico de personas y han intensificado sus esfuerzos en materia de vigilancia fronteriza. Recientemente, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) desplegó un dirigible de vigilancia y varias torres de radar en la zona de Santa Teresa, Nuevo México, para monitorear el flujo migratorio. Además, se han instalado más de 30 balizas de emergencia y más de 500 placas con coordenadas geográficas para que los migrantes puedan pedir ayuda si se encuentran en peligro.
A pesar de estos esfuerzos, el número de muertos sigue aumentando, incluso cuando las cifras generales de migración han disminuido debido a las restricciones impuestas por la administración Biden. La Patrulla Fronteriza ha rescatado a casi 1,000 migrantes en el último año en la región, pero muchos siguen sucumbiendo a las duras condiciones del desierto.
El impacto del cambio climático y la falta de recursos
Las olas de calor, impulsadas por el cambio climático, están agravando la situación. En junio de 2024, El Paso experimentó su mes más caluroso registrado, con temperaturas que alcanzaron los 42.7°C (109°F), un clima que puede ser mortal para aquellos que realizan agotadores viajes a pie sin suficiente agua o comida. Los contrabandistas a menudo guían a los migrantes por rutas largas y peligrosas, a través de cañones o bajo el sol abrasador.
Dylan Corbett, director del Hope Border Institute en El Paso, atribuyó parte del problema al incremento de la vigilancia fronteriza en Texas y a las nuevas restricciones de asilo impuestas por el gobierno estadounidense. Según Corbett, el crimen organizado ha encontrado nuevas maneras de explotar a los migrantes, empujándolos hacia zonas más peligrosas como las desérticas rutas de Nuevo México.
Este año, casi la mitad de los migrantes fallecidos en Nuevo México eran mujeres jóvenes, un dato que ilustra el impacto devastador de la crisis migratoria. Familias en México y Centroamérica siguen buscando desesperadamente a sus seres queridos, como fue el caso de una mujer guatemalteca de 24 años cuyo cuerpo fue encontrado tras días de búsqueda.
El mayor Jon Day, del Departamento de Policía del Condado de Doña Ana, expresó en una reunión comunitaria: “Cruzar hacia Estados Unidos no debería ser una sentencia de muerte. Sin embargo, cuando forzamos a las personas a atravesar estas zonas desérticas, muchos no logran sobrevivir”.
