En un incidente registrado en la frontera entre Estados Unidos y México, más de 50 migrantes, provenientes de diversas partes del Caribe, Centro y Sudamérica, ingresaron por la fuerza a Estados Unidos.
La serie de acontecimientos se desarrolló en Matamoros, México, adyacente a Brownsville, Estados Unidos, donde los migrantes se han estado reuniendo en cantidades cada vez mayores debido al flujo migratorio récord en la región.
Al amparo de la oscuridad, los migrantes cruzaron el río Bravo, conocido como Río Grande en Estados Unidos. Fueron detenidos por las autoridades estadounidenses durante más de 12 horas, provocando frustración y desesperación entre el grupo.
En busca de un futuro mejor y de necesidades básicas para sus hijos, los migrantes gritaron: “No nos quieren dejar pasar, tenemos hijos, queremos agua“, desde el lado de Brownsville, según el medio.
Impulsados por la desesperación, los migrantes comenzaron a utilizar troncos, piedras y diversos objetos para desmantelar la cerca de púas, creando una brecha por la que se filtraron, a pesar de la resistencia de las fuerzas federales.
Según la agencia EFE, los agentes estadounidenses formaron una barrera y gritaron órdenes de permanecer en la orilla del río, pero la situación se intensificó a medida que aumentaron las tensiones. Los adultos llevaban a sus hijos en brazos, decididos a avanzar, aunque eso implicara caer al suelo junto a miembros de la Guardia Nacional.
Las escenas incluyeron a niños que ya habían cruzado la valla, llorando al presenciar a los agentes interceptar a sus padres. Al final, los oficiales, superados en número, decidieron dejar de resistir, lo que permitió al grupo avanzar hacia suelo estadounidense después de minutos de intenso enfrentamiento.
