Un reciente informe de la ONU ha revelado que los cultivos de hoja de coca y la producción de cocaína en Colombia alcanzaron niveles históricos en 2023. Según el reporte de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el área dedicada al cultivo de coca en el país sudamericano aumentó un 10 % en comparación con el año anterior, mientras que la producción potencial de cocaína registró un incremento del 53 %.
En total, se estimó que la superficie cultivada con coca llegó a las 253.000 hectáreas en 2023, frente a las 230.000 hectáreas reportadas en 2022. La producción de cocaína, por su parte, alcanzó las 2.664 toneladas métricas, superando significativamente las 1.738 toneladas métricas del año anterior, estableciendo un récord en más de dos décadas.
Este crecimiento en los cultivos se concentró especialmente en los departamentos del Cauca y Nariño, ubicados en el suroeste del país. Aunque en otras regiones los niveles de cultivo permanecieron relativamente estables, la expansión en estas áreas fue suficiente para impulsar el aumento general, según el informe de la UNODC.
Las zonas con mayor presencia de cultivos de coca están dominadas por grupos armados ilegales, entre ellos guerrilleros de izquierda y bandas criminales conformadas por antiguos paramilitares de ultraderecha. Estas organizaciones utilizan el narcotráfico como fuente principal de financiación, en un conflicto armado interno que ha durado casi seis décadas y ha dejado más de 450.000 muertos.
A pesar de los esfuerzos sostenidos contra el narcotráfico, Colombia sigue siendo uno de los mayores productores de cocaína a nivel mundial, lo que genera presión internacional, especialmente de Estados Unidos, para reducir los cultivos. Sin embargo, el actual presidente colombiano, Gustavo Petro, ha propuesto un cambio en el enfoque de la lucha contra las drogas. En lugar de priorizar la erradicación militar, Petro ha destacado la necesidad de tratar el consumo y la adicción como un problema de salud pública.
El presidente también impulsa programas de sustitución voluntaria de cultivos, acompañados de una mayor inversión social en las regiones afectadas. Asimismo, ha reducido las campañas de erradicación y descartado el regreso de la fumigación aérea con glifosato, una medida polémica utilizada en el pasado.
A pesar de este enfoque, el Gobierno colombiano ha intensificado la incautación de cocaína. En 2023, las autoridades decomisaron un récord de 739,6 toneladas métricas de la droga, según datos del Ministerio de Defensa.
El narcotráfico sigue siendo uno de los principales motores del conflicto en Colombia, donde los grupos armados ilegales controlan tanto la producción como el tráfico, aprovechando la ubicación estratégica del país, con costas en el Océano Pacífico y el Caribe.
