El presidente colombiano Gustavo Petro ha desatado una controversia al referirse a ciertas periodistas como “muñecas de la mafia” durante un discurso oficial. Esta declaración ha generado una ola de críticas por parte de organizaciones de prensa y profesionales de la comunicación, quienes consideran que tales palabras estigmatizan y ponen en riesgo la labor periodística.
El incidente ocurrió durante la toma de posesión de Iris Marín como la primera mujer al frente de la Defensoría del Pueblo. Inicialmente, Petro elogió el papel de las mujeres en la sociedad, pero luego hizo comentarios controvertidos sobre algunas comunicadoras, acusándolas de criminalizar las protestas.
La reacción no se hizo esperar. La propia Defensora del Pueblo expresó su desacuerdo, enfatizando que no hay justificación para estigmatizar o agraviar a las periodistas. Diversas organizaciones de prensa se sumaron a las críticas, argumentando que tales declaraciones pueden comprometer la seguridad de las profesionales de la información.
Lejos de retractarse, el mandatario defendió sus palabras en redes sociales, acusando a los medios de manipular su discurso. Petro afirmó que su crítica iba dirigida a quienes, según él, trabajan para “poderes oscuros” y no para la ciudadanía.
Este episodio ha reavivado el debate sobre la relación entre el poder ejecutivo y la prensa en Colombia, poniendo de relieve la importancia de proteger la libertad de expresión y el ejercicio periodístico independiente en el país.
