Argentina, Brasil, Chile y Paraguay llevan una década desarrollando el Corredor Bioceánico Vial, un megaproyecto de infraestructura que promete transformar el comercio regional al conectar los océanos Pacífico y Atlántico con una moderna red de carreteras y puentes.
Avance del Corredor Bioceánico
El proyecto está en marcha con la construcción de más de 2.290 kilómetros de infraestructura vial, con el objetivo de unir el puerto de Coquimbo en Chile con Porto Alegre en Brasil, atravesando ocho puntos fronterizos clave. Se espera que la obra esté finalizada en 2026, consolidando una ruta estratégica para el transporte de mercancías y la integración regional.
Inversión y Objetivos
Con un presupuesto estimado en 10.000 millones de dólares, el Corredor Bioceánico busca ofrecer una alternativa competitiva al Canal de Panamá, reduciendo los costos logísticos hasta en un 25%. Paraguay, por ejemplo, proyecta grandes beneficios para su industria sojera, facilitando el acceso a mercados en Asia y Europa sin necesidad de recurrir a la vía panameña.
Apoyo Político y Coordinación Regional
Los mandatarios de Chile y Paraguay, Gabriel Boric y Santiago Peña, respectivamente, reafirmaron su compromiso con el proyecto en una reciente reunión. Gobiernos y ministerios trabajan en la armonización de normativas aduaneras y en la implementación de tecnologías que agilicen el comercio transfronterizo.
Chile lidera iniciativas para optimizar su participación en la megaobra, destacando el potencial del corredor para consolidar su papel como plataforma de exportación de productos agroalimentarios y bienes industriales a nivel global.
Retos y Proyecciones
A pesar de los avances, el proyecto enfrenta desafíos en materia de regulaciones, infraestructura y logística. La clave para su éxito radica en la cooperación entre los países involucrados, la modernización de sistemas aduaneros y el desarrollo de estrategias que optimicen la seguridad y eficiencia del corredor.
Un Nuevo Horizonte para Sudamérica
El Corredor Bioceánico no solo facilitará el comercio interoceánico, sino que también impulsará el crecimiento económico en las regiones por donde pasa. Con proyecciones de impacto a largo plazo, la megaobra podría redefinir el panorama logístico y comercial de Sudamérica en las próximas décadas.