El mundo despide a José “Pepe” Mujica, el expresidente uruguayo, quien falleció a los 89 años tras una valiente batalla contra el cáncer. Su partida marca el fin de una era para la izquierda latinoamericana, dejando un legado de sencillez y convicción que trascendió fronteras.
“Hasta aquí llegué,” había manifestado Mujica meses atrás, anticipando su despedida. Sin embargo, su espíritu indomable lo acompañó a lo largo de una vida marcada por la lucha y la resiliencia. Desde su juventud como guerrillero tupamaro, enfrentando la represión y el aislamiento, hasta su ascenso a la presidencia de Uruguay, Mujica se mantuvo fiel a sus principios.
Su trayectoria política, desde diputado en 1994 hasta presidente en 2010, estuvo caracterizada por un estilo único y una profunda conexión con el pueblo. Su rechazo a los lujos y su defensa de la austeridad lo convirtieron en un referente mundial. 1 “Pobres son los que necesitan mucho,” solía decir, desafiando las convenciones y promoviendo una visión de la vida centrada en la libertad y la felicidad genuina.
A pesar de las adversidades, incluyendo la tortura y el encarcelamiento durante la dictadura militar, Mujica emergió con una sabiduría que compartió generosamente. “La necesidad de existir te lleva a pensar y repensar,” reflexionaba, valorando las lecciones aprendidas en la soledad y el silencio.
Su legado incluye importantes avances en derechos sociales, como la legalización del aborto, el matrimonio igualitario y la regulación del cannabis, consolidando a Uruguay como un país progresista en la región. Su amistad con líderes como Lula da Silva y su diálogo con figuras como Barack Obama dejaron una huella imborrable en la política internacional.
En sus últimos años, Mujica se retiró de la política activa, pero continuó siendo una voz influyente, compartiendo sus reflexiones sobre la vida y la sociedad. “Los hombres no hacemos historia, hacemos historieta,” decía con humildad, consciente de la fugacidad de la existencia.
Su vida junto a Lucía Topolansky, su compañera de lucha y vida, fue un ejemplo de amor y compromiso. “Si estoy vivo es porque está ella,” expresó, reconociendo el apoyo incondicional que recibió a lo largo de los años.
José Mujica, el hombre que llegó al senado en moto y vivió en una chacra rodeado de animales, se despidió del mundo con la misma sencillez que lo caracterizó. “Ya terminó mi ciclo,” dijo, pidiendo descanso bajo la sombra de su secuoya. Su legado perdurará como un faro de esperanza y un recordatorio de que otra forma de vivir es posible.
