En el noroeste de Colombia, una región afectada gravemente por inundaciones, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) ha iniciado un paro armado indefinido, limitando la movilidad de los habitantes y dificultando la asistencia a las comunidades afectadas. La acción del ELN fue anunciada días antes, aduciendo que busca proteger a la población en medio de enfrentamientos con el Clan del Golfo, un grupo paramilitar y de narcotráfico que también opera en la zona.
El cese de movilidad afecta principalmente los ríos San Juan, Sipí y Cajón, áreas estratégicas en el departamento del Chocó, donde el transporte fluvial es esencial para las comunidades. Yuver Cuesta, personero de Istmina, señaló que el paro ha intensificado el confinamiento de las comunidades, dificultando el acceso a alimentos, servicios médicos y otras actividades básicas, impactando profundamente la vida diaria de los habitantes y sus derechos fundamentales.
En un mensaje difundido en X, Nubia Córdoba, gobernadora del Chocó, expresó su preocupación, argumentando que este tipo de acciones contradicen cualquier voluntad de paz. Además, resaltó que el 85% del departamento enfrenta graves problemas derivados de las lluvias constantes, lo que ha provocado desbordamientos y deslizamientos en 25 municipios. Córdoba instó al gobierno nacional a actuar para mitigar la crisis humanitaria que enfrenta la región.
Este paro armado, el tercero de su tipo en lo que va del año, ocurre en un contexto de conversaciones de paz reactivadas entre el gobierno y el ELN, luego de haberse suspendido en septiembre tras un ataque del grupo armado. Ambas partes han manifestado la urgencia de encontrar soluciones y reiniciar las negociaciones. Se prevé que la próxima ronda de diálogos tendrá lugar entre el 19 y el 25 de noviembre en Caracas.
