Un nuevo estudio realizado por la Universidad de Cornell ha identificado cómo se contamina la lechuga romana con E. coli, una bacteria responsable de múltiples brotes de enfermedades alimentarias. Los expertos encontraron que el principal canal de contaminación es el uso de agua superficial sin tratar en sistemas de riego por aspersión.
Según los investigadores Renata Ivanek y Martin Wiedmann, el riesgo se puede reducir significativamente si se emplean métodos de riego alternativos, como el goteo o el riego por surcos, y si se asegura una cadena de frío eficiente durante la distribución del producto.
Wiedmann enfatizó que para prevenir la presencia de bacterias como E. coli, es necesario actuar en tres frentes: mejorar la calidad del agua usada para regar los cultivos, garantizar lavados efectivos en el procesamiento y mantener el control de la temperatura desde el campo hasta el consumidor.
El estudio revela que cuando el agua no tratada entra en contacto directo con las hojas, el riesgo de contaminación se multiplica. Aunque el riego por aspersión favorece la germinación y el enfriamiento de los cultivos, métodos como el goteo son mucho más seguros, ya que evitan ese contacto directo.
Además, los especialistas señalaron que los errores en la cadena de frío, especialmente durante el transporte, pueden crear el escenario perfecto para que las bacterias proliferen si ya hay contaminación inicial. Por eso, una logística eficiente resulta clave para mantener la calidad y seguridad del producto.
El propósito de esta investigación es ofrecer una hoja de ruta a agricultores, distribuidores y autoridades para reforzar los protocolos de seguridad alimentaria. Aunque el sistema alimentario de EE.UU. es uno de los más seguros del mundo, siempre hay espacio para mejorar y prevenir riesgos en los puntos más sensibles de la cadena.
