Un nuevo estudio del Instituto de Inmunología de La Jolla (LJI) ha revelado un posible vínculo entre el sistema inmunitario y el desarrollo temprano del Parkinson. Investigadores han detectado que las células T, responsables de defender al cuerpo frente a infecciones, pueden reaccionar de forma inusual ante proteínas cerebrales mucho antes de que aparezcan los síntomas clásicos de la enfermedad.
Estas células T, que en otros trastornos autoinmunes como la diabetes tipo 1 o la artritis reumatoide atacan erróneamente a tejidos sanos, también podrían estar implicadas en el Parkinson. El equipo del Dr. Alessandro Sette observó que personas con esta afección muestran una respuesta activa de células T ante proteínas como la alfa-sinucleína y la PINK1.
El descubrimiento más relevante es que esta actividad inmunitaria se manifiesta en la fase prodrómica de la enfermedad —cuando aún no hay síntomas motores visibles—, lo que podría servir como una herramienta para detectarla precozmente. Esta detección anticipada es vital para mejorar el tratamiento y frenar la progresión.
Utilizando una técnica especializada llamada Fluorospot, los científicos analizaron a personas con alto riesgo de desarrollar Parkinson, muchas de ellas con antecedentes genéticos o síntomas iniciales como trastornos del sueño o pérdida del olfato. Se halló que estas personas ya presentaban una actividad elevada de células T reactivas a proteínas cerebrales.
Aunque aún no se puede afirmar que las células T sean la causa directa del daño neurológico, este estudio abre la puerta a nuevas estrategias diagnósticas. Además, se está investigando si algunas células T podrían tener efectos protectores en el cerebro.
El equipo del LJI continuará aplicando esta línea de investigación a otras enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, con la esperanza de detectar signos tempranos que permitan intervenir a tiempo.
